martes, marzo 14, 2006

 

10mo. Viaje (Junio 2005): Jamer Peregrino...historias de un ciclista por el Camino de Santiago de Compostela

Día # 1(prólogo): Hendaia - Saint Jean Pied de Port

Sábado 4 de junio de 2005. Amanece gris en la hermosa ciudad San Sebastián. Lloverá? Probablemente…pero eso no importa ahora. Estamos con mi inseparable compañera de aventuras Malena (mi bici) a punto de subirnos al Topo, un trencito regional que nos llevará hasta Hendaia, en Francia, donde comenzaremos este nuevo viaje en dos ruedas.

A pesar de estar ahicito nomás de España, la gente se empeña en hablar únicamente francés y por lo tanto la interacción se complica un poco, más teniendo en cuenta que mezclo constantemente mi pseudofrancés con el portuñol! O sea, luego de una infructuosa charla con un taxista enfilé para el lado equivocado, y la oportuna aparición de un ciclista de habla hispana me salvó de terminar en cualquier lado…

Así que finalmente enganché por la costa rumbo a Saint Jean de Luz, para luego seguir la carretera hasta el punto de partida del camino en Sait Jean Pied de Port. El camino transcurrió apaciblemente a lo largo de toboganes suaves, ideales para ir adaptando las piernas a lo que me esperaba para el día siguiente: el cruce de los Pirineos!! Brrrrrr…

Por supuesto que no faltó ocasión para equivocarme una vez más y terminar en el peaje de una autovía gigantesca, con una encargada que a los gritos me decía que por ahí no se podía circular…obvio madame! Yo sólo quiero saber cómo salir de acá!!!

Los paisajes parecían sacados de una película. La típica campiña francesa, salpicada de casitas y caserones, en medio de un entorno verde por donde se mire, con zonas de sembradíos y algún que otro pueblito de lo más pintoresco al paso. Siempre con balconcitos adornados con flores, dando la nota de color.

Por suerte para aprovisionarme de comida la cosa fue sencilla…bastó con decir “an bagette silvu ple!” y magia! Me entendieron! Ahora yo me pregunto, por qué dicen los números de una manera tan complicada?? Qué difícil saber cuánto pagar!!!

Antes de llegar al pueblito de Espelette tuve mi primer inconveniente técnico del viaje. Un tanto temprano para mi gusto… Venía lo más pancho disfrutando de un descenso en el camino cuando el típico ruido seco a cuerda de guitarra rota me dejó bien en claro lo que había pasado: un radio partido! Y como Murphy siempre está presente, era de la rueda trasera, del lado de los piñones y en la parte superior, bien pegado a los niples. En otras palabras, la forma más cutre de que se te parta un rayo! Armado de paciencia y contando hasta diez en números romanos (palito, palito palito, palito palito palito…) me aparté de la ruta, desarmé la rueda por completo y subsané el problema. Menos mal que como soy un obsesivo de llevar todo encima (si, y qué??) tenía rayos de repuesto y la herramienta para extraer los piñones…pse!

Totalmente engrasado retomé el camino para comprobar que en Francia también se cumplía la regla que había observado en mi estadía en España: en cualquier lugar los baños son limpios, con jabón, papel higiénico y hasta en algunos con toalla!!! Como en la gasolinera que me encontré y resolvió mis problemas de suciedad en unos breves instantes…qué lujo!

También noté que esas plantitas de apariencia inocente que estaban a la vera de la carretera eran indeseables ortigas que me dejaron las gambas al rojo vivo luego de rozarlas cuado acudí al llamado de la naturaleza…mon diu! Por suerte el sarpullido sólo dura un día…joer con estas plantas cabronas!!!

Finalmente a eso de las 17 hice mi entrada en Saint Jean Pied de Port. Qué pueblito pintoresco! Por suerte en una oficina de turismo me orientaron eficazmente y en poco tiempo estaba en el centro de atención al peregrino. Allí me enteré de que en realidad podría haber llegado cómodamente en tren, como hace la mayoría de la gente…pse! Peregrinos burgueses! Y también de que en realidad lo de los albergues a voluntad era una utopía. Hay que garpar todo! Desde 4 a 7 eurines la noche, en los municipales o parroquiales, y lo que venga en los privados. Qué garrón! Lo que sí fue a voluntad (poca) fue el donativo por las dos conchas que me agencié como compañeras de viaje, símbolo del peregrino y que todos llevan encima como distintivo.

Otra información valiosa fue saber que había dos opciones de camino: la carretera, que era la que yo tenía estudiada, y la senda de los caminantes. Cuando me dijeron que ya había ciclistas que en otra ocasión la habían recorrido en dos ruedas esta última opción no lo dudé…por qué yo sería la excepción??? Claro, lo que no sabía era que el recorrido era un poco más áspero que el tranquilo asfalto…pero con unas vistas de la hostia!!!!

Luego de encontrar alojamiento en un albergue privado en el barrio antiguo aproveché para dar una vueltita por el casco medieval y después de una búsqueda intensa encontré un bolichito donde comer una pizza sin que me afanen aún más. Francia es muuucho más caro que España, no lo duden!

Nuevamente las discrepancias idiomáticas hicieron que lo que pensaba sería un toque de oliva para la pizza fuera en realidad un picante fuertísimo que me dejó la boca a la miseria. Creo que la pizza era rica debajo de ese picor!!!!

A las 22 todo el mundo a la cama…pronto conocería la rutina del peregrino de a pie, que se acuesta temprano, arranca a la madrugada y como los habitáculos son compartidos por mucha gente al mejor estilo hospital general, hay que respetar los horarios de los demás. Sin dejar de lado que muchos albergues directamente cierran sus puertas entre las 22 y las 23 y a las 8 ya te echan! A no olvidarse de los tapones para los oídos, infaltables para poder conciliar el sueño ya que siempre habrá algún individuo roncando cerca de uno…

Día # 2: Saint Jean Pied de Port - Larrasoaña

La cosa arrancó muy temprano. A pesar de ser domingo las calles hervían de gente comenzando su viaje de peregrinación a pie. Apenas pasadas las 7 ya me encontraba listo y sólo mediaba un desayuno con un café con leche y croissant (estamos en Francia!) antes de la partida.

Pensar que en los orígenes del camino esta etapa suponía uno de los grandes desafíos a superar…el cruce de los Pirineos! Muchos se perdían o simplemente se morían atrapados en una tormenta. Por eso St. Jean Pied de Port era tan importante como escala previa. Ahora las cosas son mucho más simples. Todo el sendero está perfectamente señalizado con flechas amarillas pintadas en todos lados y marcas rojas y blancas indicando el camino GR65. También están las conchas, apuntando hacia Santiago. Si te quedaste sin ver una flecha o una concha en 50 metros, volvé para atrás que te perdiste!!!

Apenas comenzando el camino ya se pone cuesta arriba con una pendiente más propia de una cabra que de un vehículo motorizado…ni qué hablar de una bici! El camino tiene el ancho suficiente para un auto y el asfalto es impecable. Al menos aún no hay que luchar con las piedras del ripio…por ahora! Es increíble la rapidez con la que voy ganando altura en tan poca distancia recorrida. De movida ya vengo con el plato chico y el piñón grande, avanzando lentamente. Multiplicación uno a uno que gastaré durante el resto del día…

Voy pasando los peregrinos que me crucé el día anterior en el pueblo. Como bien me dijeron, el saludo típico entre peregrinos es el tradicional “buen camino!” que no dejaba de propinar a todo cuanto pasaba, a pesar de casi no poder hablar de lo agitado que venía. La mayoría eran de origen francés, por lo que su respuesta era, con cara de sorpresa de ver a semejante delirante trepando por ahí como una cabra, un “buen caminogh” acompañado de una sonrisa. A veces no eran tan simpáticos y sólo recibía una mirada como desaprobadora por estar desplazándome de esa manera en lugar de ir caminando. Pse, allá ellos…

A medida que avanzo la perspectiva desde lo alto es simplemente flipante! Las pendientes siguen siendo pesadas y se ven caminitos labrados por todas las laderas, unas praderas totalmente verdes…un espectáculo impresionante. No me deja de asombrar lo que camina esta gente! Llevo un buen rato dándole a los pedales y sigo pasando peregrinos! A qué hora salieron??? Joer…

Sigo subiendo y subiendo, tanto que ya me pregunto hasta dónde llegaremos?! Habrá bajada después de tanta subida??? Supuestamente la cosa era subir al principio y luego de recorrer las cumbres, bajar en continuado…pero esto se estaba haciendo largo…Igual con los paisajes que había para disfrutar, el día que empezaba a regalar un poco de sol y el sólo hecho de estar en un sitio así dejaban en un segundo plano esos interrogantes.

Finalmente llegó el momento de decirle adiós a la carretera y nos internamos con Malena en un senderito de cabras adentrándonos en las entrañas de las montañas. Luego de un tramo muy difícil y empinado llegamos a un cole desde el que había una perspectiva de la hostia! Unos valles espectaculares se abrían a nuestros pies y las nubes se desplazaban por debajo nuestro dando una sensación de estar en la cima del mundo…

Por fin empecé a desplazarme en un cuasi-llano, con algunas bajaditas, por estrechos caminos de ganado. Tuve que empezar a usar el timbrecito, ya que sino los peregrinos no se daban cuenta de que venía detrás de ellos y a veces estaba un buen rato esperando para pasarlos. Ahí si las caras de ojete eran más frecuentes, a pesar de los saludos y sonrisas…será que no esperaban oír ese sonido por ahí??? Con lo lindo que es!!

Pasaron bosquecitos, atravesé nubes literalmente hablando, rebasé una pila de gente…hasta que luego de una pesada trepada en ripio llegué al punto final antes del ansiado descenso. Allá abajo se veía Roncesvalles y el pueblo de Burguete. Y qué bajada!!!! Muuuuy empinada, tanto que daban dos opciones diferentes, según el grado de inclinación. Fueron cuatro km de puro descenso por un camino asfaltado en caracol, pasando nuevamente a través de las nubes que se venían de la montaña y metiendo freno para no desbarrancarme en las curvas cerradas a 180° sin barrera alguna entre la pista y el abismo…genial!!!

Así llegué al alto de Urbieta, el paso de montaña que cruza la carretera y caí que yo había trepado muchísimo más de lo que me hubiera tocado si hacia la más simple de ir por donde van los autos. Qué animalada! Y vaya si valió la pena!!! Después me enteré de que el desnivel superado ese día anduvo en los 1400 m en sólo 22 km!!

Roncesvalles: el punto de inicio del Camino de Santiago en tierras españolas. Yo pensaba que era un pueblo, pero sólo me encontré un gran monasterio, la iglesia de rigor, unas ruinas, un restaurante y la oficina de turismo. Suficiente para coger el sello para mi credencial de peregrino, descansar un toque y comer la bocata de rigor bajo el sol que ahora inundaba todo antes de continuar hasta Zubiri, el próximo pueblo con albergue de peregrinos a 20 km de distancia.

Quedé sorprendido de la variación que ofrecía la senda ahora a cada rato: un tramo entre el bosque cerrado, luego un senderito mínimo entre arbustos, más tarde una carretera a través de algún poblado con sus casitas adornadas por las flores, una pasada por zonas de cultivos…cambiante, asombroso, flipante…

Una de las cosas más divertidas era buscar las señales para no perderse. Había muchas variantes y bifurcaciones, así que había que ir atento para no seguir de largo o perderse un giro brusco inesperado. Ahí generalmente estaban los mojones con un azulejo conteniendo la famosa concha y una flecha indicando la dirección correcta. En los pueblos los azulejos de la concha aparecían en las paredes reconfirmando el rumbo, que muchas veces se internaba en los fondos de alguna casa y salía por los sitios más inesperados.

Lo que por la carretera era un paseo simple en descenso hacia Zubiri, por la senda del caminante se transformaba en una montaña rusa constante por los más diversos tipos de terreno. Asfalto, empedrado, ripio, tierra, rocas sueltas, todo se sucedía vertiginosamente con el paisaje…

Quedaban aún un par de subidas pesadas, la última hacia el alto del Erro, con una hermosa vista panorámica de los Pirineos al fondo y el valle recorrido posteriormente. Desde allí los últimos cinco kilómetros descendieron abruptamente hasta dejarme en el pueblito de Zubiri. Ya eran pasadas las 17, y como buen Domingo, parecía un pueblo fantasma. Encontré el albergue municipal y estaba bastante lleno. Eran dos ambientes gigantes llenos de camas cuchetas. Hasta las 19 no llegaba la hospitalera a sellar y cobrar, así que pensé en seguir cinco kilómetros más hasta Larrasoaña, pensando que tal vez estaría un poco más descongestionado.

Continué pues meta subir y bajar mientras observaba el suave descenso que hacia la carretera cerca de mí pensando qué hacía complicándome la vida al pedo! Pero en realidad valía la pena, y cómo!!!

Llegue así al minúsculo pueblo de Larrasoaña, de unas cinco calles de largo y una de ancho! El albergue estaba repleto y me salvó que la única cama disponible nadie la cogía porque daba justo al lado de la escalera, de manera que si tenías el sueño un poco inquieto de una terminabas estampado en el piso de abajo. Obviamente, a mí no me preocupó y me instalé.

Cuando fui a buscar algún almacén descubrí que de tan pequeño, en el pueblo no había nada para hacer las compras. Sólo un sitio donde se podía comer, que como buen monopolista, cobraba bastante caro para el “nivel peregrino”. Pero no había opciones…así que recaí allí y cené junto a unos franceses, la mayoría de avanzada edad (será que escasean los franceses jóvenes?), dos tanos y un español con complejo de apóstol, que andaba disfrazado como los viejos peregrinos, cargando mil clichés relacionados con el tema. Y encima no paraba de hablar…qué coñazo este tío!!! Los tanos que le dieron más calce lo sufrieron mucho más que yo, que únicamente quería comer e irme a dormir!!!

Día # 3: Larrasoaña - Estella

El día amaneció espectacular y radiante de sol. Ya no quedaba nadie en el albergue cuando me desperté a las 7. Después de un desayuno en el boliche del pueblo arranqué a pedalear y nuevamente durante 15 km el camino fue una sucesión de senderitos atravesando bosques encajonados de vegetación. Casi me gasté el timbrecito de tanto pitar para que me dejaran paso los de a pie!!

A media mañana llegué a Pamplona, el sitio elegido por la mayoría de los ciclistas para comenzar el viaje por las facilidades de acceso con distintos medios de transporte. Entré al casco antiguo y fue como ingresar en un caos urbano de lo más pintoresco. Por las apretadas calles circulaban infinidad de vehículos, caminaba la gente, iban y venían los peregrinos…no se puede creer que en sólo un mes ese lugar estaría rebalsando de gente para el tradicional encierro de San Fermín. Después de ver el lugar por donde van los toros no me quedó ninguna duda: estos españoles están loquísimos!!!

Después de una vuelta por el lugar continué rodando hacia las afueras y pasé por Cizur Menor, un pueblito que queda a sólo 5 km de allí y que es empleado habitualmente por los peregrinos de a pie como escala, y así evitar un poco el bardo de la ciudad.

El paisaje cambió drásticamente, dejando atrás los bosques, que fueron reemplazados por extensas zonas de cultivos a través de los cuales pasaba el camino. El sol ya bien alto se hacía notar y el calor apretaba un poco. La mayoría de los peregrinos que cruzaba ahora estaban al reparo del sol bajo la sombra de algún árbol, comiendo, leyendo o durmiendo una siesta…qué rico!

Por mi parte, comencé a subir la cuesta del Alto del Perdón, que desembocaba en un filo sembrado de generadores eólicos, unos monstruos blancos que al girar sus aspas producen un sonido bastante intimidante. A mitad de camino hice un alto para picotear algo y mientras descansaba en un banco aparecieron trepando la cuesta dos ciclistas: Alberto y Geber, de Galicia, que recién habían comenzado el camino en Pamplona. Me enganché con ellos y luego se convertirían en compañeros de aventuras por muchos días.

Me llamó la atención lo frugal del equipamiento que llevaban. Geber ni qué hablar con su bici Treck más para ciudad que para senderos, cuyo equipo de viaje se remitía a un bolso de gimnasio de colores fluo que colgaba del endeble portaequipajes. Sin embargo, le daba a los pedales como si tuviera una doble suspensión de última generación. Una bestiezuela!!

Una vez coronada la cima y al pie de los ventiladores esos se avecinaba la bajada. Me habían adelantado que había mucha piedra suelta y que sería prácticamente imposible descender con la bici por ahí. En efecto, la cosa era muy empinada y los cachos de piedra muy grandes y sueltos. Pero había una pequeña huella que, a modo de senda de cabras, permitía sortear las dificultades y bajar a los tumbos. Y nos mandamos! Qué bajada adrenalítica! De esas que hay que frenar tanto que duelen las manos! Llegamos enteros y sonrientes, pero Alberto pagó con un pinchazo…y no llevaban inflador!! Menos mal que Jamer siempre tiene de todo…

Un poco más adelante nos separamos ya que yo quería pasar por Eunate, unos kilómetros fuera de ruta, para visitar la iglesia que según dice la tradición fue usada por los templarios. En medio de sus arcos, buscando el refugio del implacable sol y el viento disfruté de unas profanas bocatas de serrano y queso…

En Puente de la Reina, mientras tomaba una foto del casco antiguo, una gente que pasaba por ahí al ver mi indumentaria nacionalista exclamó: “Argentino! Eres Argentino!!”…y sí, pensaba yo, lo dice por todos lados!!! Resultó ser una pareja que estaba haciendo una nota sobre las distintas formas de hacer el Camino y como la chica era Colombiana, se enganchó y me hizo una entrevista…me sentí todo una estrella!!

Desde ese pintoresco lugar el camino tomó características poco deseables por culpa de la nueva autovía Pamplona-Logroño. Primero una zanja que parecía pequeña resultó ser un bache muy hondo que casi me cuesta los dientes y me dejó de recuerdo un baño de barro bien liquidito y pegajoso. Pero lo peor fue la trepada ingente por un sendero de tierra impracticable, inclusive hasta caminando! Qué manera de sudar!!!!

Siguiendo la tradición del camino, pueblo que se ve a lo lejos con una iglesia, pueblo por el que se mete la senda, derechito hasta pasar por delante de la misma, que por supuesto, está siempre en lo más alto con unas pendientes imposibles. Recorriendo el medieval poblado de Zirauki me encontré de nuevo con Geber y Alberto. Ellos también estaban a las puteadas por el estado del camino en ese tramo…y como hasta el pueblo siguiente la cosa seguía igual, optamos por tomar la carretera los próximos 5 kilómetros hasta Lorka. Error! Tal vez era más fácil por el asfalto, pero el tráfico era muy molesto y hasta que me había desacostumbrado a esas moles sobre ruedas pasando tan cerca nuestro…

Luego de los últimos 10 km atravesando campos y granjas de cerdos un tanto hediondas llegamos a Estella, final de la etapa. El Hospital de Peregrinos resultó estar muy bien puesto y organizado. Muy recomendable a pesar del gran número de personas que había en el sitio.

Lo primero después de la ducha fue el reaprovisionamiento, con lo que los chicos comprobaron que cuando tengo hambre, soy un peligro en un supermercado! Qué manera de comprar comida!!! Y la mayoría para devorar antes de la partida al día siguiente…

Tuvimos una didáctica charla de centrado de ruedas con Geber, ya que después de bajar escaleras (¡!) con su bici, la pobre pedía a gritos un reajuste o un cambio de dueño! Ahí también descubrí la factura que me habían pasado los Pirineos: el eje de la caja pedalera arruinado de tanta fuerza que le metí…joer!

Poco después de las 22, todo el mundo al sobre…

Día # 4: Estella - Azofra

Esta vez teníamos como detalle de lujo el desayuno incluído en el alojamiento. Sumado a las excesivas provisiones del día anterior, digamos que salimos bien alimentaditos! El cura a cargo del lugar nos sorprendió gratamente con una melodía de lo más estimulante para comenzar la soleada jornada: Leyenda, de Bob Marley. Todos teníamos una sonrisa especial antes de comenzar a rodar…”don´t worry…about a thing…”

El camino nos recibió con unas lindas trepadas, atravesando campos de trigo que cautivaban la vista con un sarpullido de amapolas rojas hasta el horizonte. Un contraste que no dejó de llamarme la atención durante toda la travesía. Las vides también se hacían presentes, a la vera de la senda por la que circulábamos.

A media mañana pasamos por el pueblito de Los Arcos, donde se nos sumaron otros dos ciclistas catalanes: Carlos y Domenec. Habían llegado desde Pamplona a Estella la noche anterior, pero nos habíamos desencontrado en el albergue. Continuamos así en caravana los cinco, subiendo cuestas cortas y trabadas, con bajadas intensas…qué flipe!

Camino a Viana, antes de Logroño, Geber partió su portaequipajes. Claro, si le venía diciendo que como andaba el animal no le iba a durar mucho!! Profecía cumplida…

Seguimos con Carlos y Domenec e hicimos una parada en el casco antiguo de Viana, muy bonito por cierto. La plaza tenía cuatro bancos, y en cada uno de ellos había cinco abuelitos sentados mirando pasar la vida con una pachorra increíble. Parecían parte del paisaje, incorporados a las edificaciones de siglos de antigüedad que nos rodeaban.

De tanto estar allí, cayeron de nuevo Alberto y Geber después de haber superado los inconvenientes técnicos. Continuamos pues en grupo compacto hasta Logroño, donde me estaba esperando supuestamente mi amigo marplatense Marcos (también conocido como Quinio). Por un problema con los vuelos no había llegado a tiempo para arrancar desde Hendaia así que habíamos improvisado este encuentro a último momento. La verdad que era un poco escéptico de que estuviera, ya que eran demasiados factores que se tenían que dar para que llegara a tiempo al punto de encuentro.

Combinamos con los chavales para encontrarnos después de comer algo frente al albergue de peregrinos, atestado de gente por cierto, y partí hacia la plaza del Ayuntamiento a develar el misterio…y ahí estaba el chango con su poderosa máquina a pleno timbrecito! Un encuentro increíble y digno de ser recordado luego de tantas vueltas!! Qué alegría…

Luego del típico bocata de serrano, esta vez compartido con mi cumpa, nos reencontramos con los muchachos para seguir en patota. Ya éramos dos timbrecitos y estábamos contagiando a nuestros colegas españoles con las bondades de los mismos, especialmente a la hora de rebasar peregrinos de a pie. Qué pesados!!!

La pista mejoró ostensiblemente en calidad así como en la sucesión de pendientes, por lo que la entrada en calor para Quinio no fue tan exigente como venían siendo los últimos kilómetros recorridos. Sacando fotos y charlando con Marcos nos distanciamos de los demás, que iban palo y palo con sus bicis.

Un poco más adelante y llegando a Nájera nos encontramos con los catalanes, ya que Domenec había pinchado. Continuamos los cuatro e hicimos juntos la entrada al pueblo a través de los bajos, menos pintorescos que el casco antiguo al que llegaríamos un poco después. Allí nos enteramos de que en el albergue municipal no dejaban entrar a los ciclistas hasta luego de las 20 y que encima las bicis debían quedar afuera. Todo mal!!

Nos recomendaron seguir hasta Azofra, a 5 km, donde un flamante albergue con habitaciones dobles (todo un lujo!) para 60 personas nos facilitaría las cosas. Estábamos en eso cuando nuestra indumentaria nacionalista (Quinio hacía juego conmigo) nos delató y nos mandaron a ver a un argentino que tenía un negocio ahicito nomás. El se ofreció a llevarnos hasta el albergue…pero era de su amiga, privado y costaba 10 mangos! Así no!!! Y quiénes estaban instalados allí como buenos burgueses? Alberto y Geber!! Consideramos un poco caro el lugar y optamos por seguir un toque más…

Una subidita, cruzamos unas cuantas vides y llegamos a Azofra, un pequeño, pequeñísimo pueblito en el que se destacaba el moderno albergue del que nos habían hablado. Y estaba tan bueno como nos habían dicho…lástima que no había sitio!!!! Joder, qué garrón!

Igualmente la movida nos salió bien, ya que nos mandaron a hablar con María, la responsable del antiguo albergue parroquial, para 16 personas, que quedó todito para nosotros solos. Fue muy cómico al ir a sellar nuestras credenciales, ya que María me preguntó si éramos Andaluces por mi tonada! Hotia, que al final e´ cierto!!! Ja!!

Aprovechando las facilidades, nos desparramamos a nuestro gusto y nos cocinamos una pasta memorable para recargar energías para el día siguiente…habían pasado casi 100 km por mis piernas y se notaba!!

Día # 5: Azofra - Olmos de Atapuerca

Providencialmente mi despertador nos sacó del confortable sueño, ya que esta vez no teníamos los habituales peregrinos a nuestro alrededor haciendo ruido con sus preparativos. Luego de un desayuno acompañado de la salida del sol, cargamos agua en la fuente del pueblo y empezamos a rodar.

La vida transcurría apaciblemente a través de campos de cultivos, por pistas de tierra firme y ocasionalmente algo de asfalto. A poco de andar nos alcanzaron nuestros amigos gallegos y otra vez conformamos la caravana de ciclistas del otro día.

El primer inconveniente técnico no tardó en aparecer cuando Domenec pinchó por enésima vez su rueda. La experiencia de Quinio dictó su veredicto: el drama era la llanta. Así que con un poco de cinta aisladora practicaron una reparación al paso como para evitar futuros percances…

La bajada a Santo Domingo de la Calzada fue de lo más adrenalítica, 61 km/h dándole al timbrecito a más no poder para avisarles a los incautos caminantes de la tromba que venía bajando al son de “buen caminooooooo…”. Llegados al pueblo vimos que la iglesia estaba abierta y nos mandamos a mirar. Cuán grande sería nuestra sorpresa al ver que adentro había un gallo y una gallina en una especie de altar a grito pelado! No entendíamos nada!!! Es lo más surrealista que he visto dentro de un templo cristiano!

Más tarde un viejito nos contaría la historia-mito-leyenda al respecto. Parece ser que allá lejos y en el tiempo una pareja de peregrinos camino a Santiago se alojó en el Hospital del pueblo y la hija del hospitalero se enamoró perdidamente del peregrino. Este no le correspondió ya que estaba con su mujer y entonces la piba, despechada, puso un cáliz de plata en su bolso. Al día siguiente, cuando partieron, lo denunció. Este fue apresado y colgado en la horca. Pero hete aquí que el tipo siguió vivo en la horca y cuando fueron a comunicarle al juez que el tipo aún se ensañaba en seguir vivo, este dijo algo así como: “que este chaval debe de estar más muerto que estas gallinas asadas que me dispongo a comer”…y ahí mismo las gallinas salieron del plato cacareando! Milagro!!!

Desde entonces un gallo y una gallina, supuestamente descendientes de las originales, hacen acto de presencia en la iglesia dando un toque atípico al lugar. Al menos esta es la versión libre que nos contaron…cuál es pues la moraleja que inmediatamente vino a nuestras mentes? Muy simple: no hagas caso de lo que te diga una mujer, menos aún si está despechada! Joer con la tía esta…
Un exquisito café con leche remató la breve aunque encantadora estancia. Prontos para seguir rodando! Y así continuamos sin mayores novedades hasta Belorado, punto de reportaje de alimentos antes de encarar la subida hasta San Juan de Ortega.

Pensábamos avanzar un poco más antes de parar a almorzar, pero un pinchazo de Alberto nos hizo quedar prematuramente en el minúsculo pueblo de Villambisa, donde bajo un arbolito aprovechamos para comer algo y descansar por un rato del implacable sol.

Vimos pasar otro grupo de ciclistas que venían por la senda del peregrino, de los menos dentro de la gran cantidad que encara el Camino de Santiago en bici. Estaban enloquecidos! Venían desde Logroño sin parar e iban a mil! Eso sí, con muy poco equipaje…pse!

Al poco nos los cruzamos de nuevo, frente a la iglesia de Villafranca. Se ve que les contagiamos las ganas de comer!

Nomás pasarlos el camino se empinó fuertemente y luego de una corta trepada se siguió con una subida constante y rompepiernas. El mapa con los perfiles de altura que habíamos conseguido en Estella no mentía. Cada kilómetro con su desnivel de alturas al pie de la letra. Si marcaba subida, pues para arriba íbamos. Y acá era empinadito el asunto!!

Ya otra vez mezclados con los avezados velocistas se nos vino un quiebre en V que prometía una bajada rápida y una subida muuuy lenta. Eso sin contar con que la pista era de tierra con mucha piedra suelta. Y ahí fuimos bajando a los tumbos hasta que en el repecho no hubo uno que pudiera superar la trepada montado en la bici. Hasta el Armstrong (como le decíamos al más pro de los velocistas) se quedó a mitad de camino…porque rompió la cadena!!! Animal el chaval…

Por suerte después de semejante trepada se vino un descenso espectacular a través de unos bosquecitos de novela. Increíblemente, mientras íbamos avanzando a altas velocidades, Alberto venía hablando con su novia por el móvil!!!! Adictos!!!! Por mi parte opté por hacer una vertiginosa carrera con Geber, a ver quién llegaba primero a San Juan de Ortega…y gané!!!

Encontramos un lugar muy bonito, con una iglesia bien cuidada que tenía una misteriosa cripta que indagamos con Carlos a pesar de que no se podía ingresar…para que pondrán esos carteles que incitan a romper las reglas??? Joer…

Había mucha gente y a pesar de que el lugar invitaba para quedarse a pasar la noche, continuamos hasta el próximo poblado con Albergue, Atapuerca. Pero por ser patrimonio de la humanidad por sus ruinas arqueológicas, estaba hasta las manos y no había sitio para nosotros. Ultima opción? A un par de kilómetros teníamos el aún más pequeño poblado de Olmos de Atapuerca, donde finalmente encontramos dónde pasar la noche en un bonito albergue. La idea de continuar 20 km más hasta Burgos no me convencía!!!

Eso sí, sólo había unas cuantas casas, la iglesia, el albergue y el bar, que estaba cerrado. O sea, para poder comprar algo de comida tuvimos que regresar hasta Atapuerca…cosa que no dudamos en hacer! La pasta de rigor no se hizo rogar y terminamos un tanto tarde comiendo ruidosamente mientras nuestros cohabitantes franceses, poco simpáticos, por cierto, trataban de dormir. Paradójicamente, cuando logré que todos habláramos en un tono bajo para no romper las bolas al prójimo, se me ocurrió hacer un café en la máquina que había en el comedor…qué quilombo que metió el condenado aparatejo!!! Si me habrán puteado los franchutes!!! Excuse muá!!

Día # 6: Olmos de Atapuerca - Boadilla del Camino

Otro día espectacular de sol se avecinaba y ya se nos estaba haciendo una mala costumbre…será verdad que nomás entrar en Galicia la cosa se terminará??

Ni bien arrancar y luego de una breve subida coronada por una inmensa cruz de madera, pudimos contemplar con Quinio una postal del camino: una pareja que iba recorriendo la senda tomada de la mano, cortándose en el horizonte antes de la empinada bajada hacia Burgos. Muy emotivo…así como fue la infernal velocidad de 69 km/h que desarrollé en la susodicha bajada haciendo tronar el timbrecito a más no poder!

La entrada a Burgos atravesando las afueras industriales no fue muy encantadora que digamos. Igualmente al poco de andar estábamos en plena ciudad a la búsqueda de las flechas y las conchas para no perder el rumbo. Luego de unas cuantas vueltas pudimos localizar una bicicletería, ya que mi eje reclamaba a gritos un cambio y la rueda trasera de Geber un centrado como la gente.
Como serán de distintas las cosas en estos pagos, que para que no estuviéramos a pata las dos horas que se iban a demorar en hacer los arreglos, nos dieron una bici muleto a cada uno para que pudiéramos ir a pasear por el centro! Geber consideró seriamente no volver más, ya que le habían prestado una máquina mucho mejor que la de él!!!

El paseo por el casco histórico se vio abruptamente cortado por una visita al shopping, en particular, al hiper de Alcampo. Qué manera de comprar comida!!! Nos hicimos un orgiástico desayuno en las mismas puertas del centro comercial mientras esperábamos a que las bicis estuvieran listas…

Y cuál fue el legado de nuestro paso por Burgos?? Dos nuevos timbrecitos (ya que no había más) que se sumaron al mío y el de Marcos…temed nuestro paso peregrinos!!!! Domenec se tomó muy a pecho el uso del sonoro artefacto y hasta nosotros le pedíamos que la cortara un poco so pena de que un peregrino le clavara el bastón en la cara!!!

Finalmente rumbeamos para el centro y llegamos a la imponente catedral de Burgos, un opulento ejemplo de la arquitectura gótica…lo que habrá sido para los tipos que venían hace unos siglos encontrarse con semejante monstruo de edificio! Los alrededores hervían de gente, así como nuestras cabezas con lo que pegaba el sol…

Nuestro paso fue más breve de lo que hubiera deseado, ya que valía la pena una visita más detallada. Pero la muchachada estaba ansiosa por hacer kilómetros, ya que en toda la mañana no habíamos superado los 25 km de recorrido.

Seguimos pues por un camino que atravesaba amplias llanuras descampadas, adornadas en ocasiones con las rojas amapolas a las que no podía dejar de sacarles fotos. Algunas subidas seguidas de rápidas bajadas, y así pasaron los 31 km hasta llegar a Hontanas, donde hicimos un alto para comer algo. Ya superábamos la hora límite de las 15 para el almuerzo…y vaya si era sagrada para nuestros colegas españoles!!! Además, el sol pegaba fuerte en la piel y se hacía necesaria una parada a reponer energías.

Ahí empezamos a entrever dónde sería nuestro punto final para la jornada. Normalmente tratábamos de evitar los lugares que eran punto final de las etapas de caminantes, ya que usualmente estaban atestados de gente. Y la luz se hizo gracias a un gringo que conducía un grupo de yanquis en bici que nos recomendó el albergue de Boadilla del Camino, a 30 km de allí, y que tenía como gran atractivo una piscina!!! Demás está decir que encaramos hacia allá sin muchas vueltas más.

Pasamos por Castrojeriz, un pueblo que tiene como símbolo las ruinas de un castillo en lo alto de un monte, al que realmente deseábamos que el camino no se le ocurriera visitar. Por suerte zafamos de esa trepada…pero tuvimos otra algo más adelante para superar el alto de Mostelares. Lo bueno de esas trepadas es la bajada que les sigue…joer!!

Luego de atravesar un puente romano entramos en la provincia de Palencia. Y justo ahí, en medio de la nada, donde sólo había como atractivo el monumento que indicaba el cambio de jurisdicción, nos encontramos con tres viejitos que estaban pasando el rato en un banco a la sombra de unos árboles. Sus bicis estaban un poco más allá y no pude dejar de preguntarme qué hacían allí?? De qué hablarían? O simplemente se entretendrían sacándole el cuero a los peregrinos que pasaban por allí? Quién sabe…

Poco antes de llegar a destino nos encontramos con un atasco de ovejas. En una imagen de novela, con burro y perro incluidos, Pedro volvía de hacer pastar sus ovejitas en los campos. Estuvimos con Quinio charlando un poco con este personaje que parecía haberse caído de un calendario detenido en el tiempo. Mientras las ovejas me encerraron y se dedicaron a chupetear todo cuanto había en la bici…cariñosas las criaturitas é Dios!

En Boadilla del Camino nos encontramos con un albergue de lujo! Un parque espectacular, con piscina, un “loft”especial reservado para nosotros seis en la parte superior de lo que era el cuarto común…estábamos como unos burgueses! Igual a Carlos nunca le convencían del todo los lugares compartidos…bah, nada le venía bien! Menos mal que igual se la bancaba!!

Dicen por ahí que los Catalanes son agarrados…nosotros descubrimos que en realidad son quejosos!! De todo tenían algo para quejarse estos chavales, aunque creo que más que nada lo hacían para darnos la coña a nosotros que otra cosa. “Vamos por allá?”, “Noooooo, siiiiiiii, mejor por acá…”. Que lo parió!! Lo que no se puede negar es que la manera que tienen de dar la hora es de lo más particular…en lugar de decir las 10 menos 20 te tiran un “tres cuartos de diez menos cinco”!!! Indescifrable!!! Así como sus crípticas conversaciones en catalán…”poko toko moko loco”, decíamos entonces nosotros…”son ocho los monos: Pocho, Toto, Rodolfo”…y ahí entonces tampoco nos entendían a nosotros y santo remedio!!! Igual son buenos tipos…no???

Eso sí, nos divertimos muchísimo a costa de esos arranques, así como ellos de los nuestros…una de cal y una de arena, no?

Como broche de oro, el hospitalero era un Cordobés con muy buena onda llamado Hugo, que estaba feliz de contar con dos compatriotas en el lugar…más aún para poder gastar a los brasileros presentes por el reciente 3 a 1 de Argentina contra Brasil en el fútbol…pasión sin fronteras.

Día # 7: Boadilla del Camino - Reliegos

El camino transcurría de lo más tranquilo por una pista de tierra al costado de la carretera. Habíamos dejado atrás Frómista y enfilábamos para Carrión de los Condes. Era imposible perderse en esas llanuras de pastizales, todo estaba señalado con grandes mojones que ostentaban azulejos azules con la concha amarilla. Para variar, veníamos últimos con Quinio parando cada tanto a sacar fotos…

En Villalcázar de Sirga paramos un minuto para visitar la iglesia románica. Se había vuelto todo un ceremonial el entrar en cada una que encontráramos abierta, ya que siempre había algo interesante que observar a nivel arquitectónico en estas moles a lo largo del camino.

Cuando íbamos a seguir Quinio descubrió que mi caucho trasero estaba un tanto gastado, digamos que al punto de que la cámara pugnaba por salirse como un pez globo hinchado! No sé cómo no había reventado antes en las pistas de tierra por las’que veníamos! Bueno, en realidad lo descubrí al desarmar la rueda: la cinta de kevlar antipinchazos me había salvado las papas del fuego…más porque no era uno, sino cuatro los agujeros que tenía la cubierta!!!

Haciendo uso de la típica habilidad argentina de “lo atamo con alambre” hice un arreglo provisorio con parches, cinta tape y cartón hasta conseguir un caucho nuevo. Y se las bancó como 40 km más!!!

Camino hacia Carrión de los Condes observé algo de lo más atípico: un hombre que pedaleaba con dos sombrillas a bordo, una delante y otra detrás. Era Lucho, un tano de Florencia que llevaba a sus hijas Gala, de un año y medio, y Martina, de tres y medio, a bordo de su bici!!! Detrás, vigilante, venía su mujer. Me contó que tenían una caravana (casilla rodante, van, como quieran llamarla) y todos los días recorría unos 40 km de esta forma, dejaba a las nenas con la madre y desandaba el camino en busca del vehículo! Un inconciente? Un loco? Para mí un capo que le había encontrado la vuelta para combinar sus dos grandes pasiones: la bici y su familia.

En Carrión de los Condes nos encontramos con Carlos, que estaba preocupado por nuestra tardanza. Nos comentó que Alberto y Geber habían seguido adelante, ya que querían adelantar kilómetros pues el domingo debían asistir a unos festejos en su ciudad y luego se reunirían con nosotros más adelante. Pasamos como rayo por el pintoresco pueblo que hubiera estado bueno recorrer con más tiempo y en el que sólo alcancé a comprar un neumático nuevo. Nos juntamos con Domenec y le metimos pedal.

El objetivo siguiente era Sahagún, donde pretendíamos comer algo. Según el mapa, la cosa venía fácil, con un terreno predominantemente llano. Y así fue. Nos preguntábamos cómo harían los peregrinos a pie para superar este tramo tan chato y aburrido. Si era tedioso en bici, lo que sería caminando!! Eso sin tener en cuenta el sol que calaba hondo con sus rayos…

Creo que nunca tomé tanta agua en mi vida como en este viaje. Fuente que veíamos, fuente en la que parábamos. Y yo siempre llenaba mis dos botellas que habitualmente venían ya vacías. En concordancia fueron las múltiples paradas a descargar tanto líquido absorbido! Con el tiempo los muchachos se acostumbraron a mis frecuentes paradas de improviso, bien para sacar una foto o para mear…al menos los riñones andaban bien!!

Al pasar por Lédigos, un pueblito muy pequeño, decidimos hacer un alto para comprar algo para el almuerzo, ya que si seguíamos rodando, al llegar a Sahagún encontraríamos todo cerrado. Había un solo bolichito y la encargada “ya venía”. Al menos eso nos dijeron por casi media hora! Cuando al fin llegó, Marcos había decidido avanzar un poco por su cuenta. Habitualmente él era el más rápido en las bajadas con su máquina infernal doble suspensión, pero en las subidas quedaba un poco más atrás…excepto por mí que siempre estaba alejado de tantas paradas que hacía!

No sabemos cómo, ni en qué momento, pero cuando salimos a su caza con Carlos y Domenec nunca más lo vimos! De algún modo que no comprendemos aún lo pasamos en algún punto del camino y llegamos a Sahagún antes que él! Atravesamos todo el pueblo de arriba para abajo, preguntamos a medio mundo si lo habían visto, nada…qué misterio! Optamos por comer algo, arreglé la bici, y cuando ya teníamos que decidir qué hacer apareció el pibe! Nunca sabremos cómo hicimos para desencontrarnos así! Qué misterio…

Por fin juntos de nuevo emprendimos la marcha. El cielo se había transformado radicalmente y del celeste habitual había pasado a un negro que presagiaba agua. Le metimos rosca escapando de las gotas que cada tanto nos caían encima. Nada drástico por el momento.

A pesar de parecer llano, el terreno subía lentamente recordándome a cada pedaleada que venía acumulando mucho cansancio de tanto pedaleo sin parar. Los Pirineos empezaban a pasarme factura…

Para colmo existían dos opciones para seguir, cosa que nosotros desconocíamos en ese momento, y por supuesto elegimos la más difícil. Terminamos recorriendo un trazado de una antigua calzada romana, la vía Trajana, que no era más que un camino plagado de piedras sueltas que nos sacudía de un lado para el otro. Si algo faltaba para terminar de drenar nuestras fuerzas era una pista así!!

En los más de 35 km que hicimos no cruzamos un solo pueblo, bastante atípico hasta el momento. Sin sol, con viento y algunas gotas encima estaba poniéndose fresco el asunto y nada ansiaba más que poder tomarme un reconfortante café con leche…

Tuve que aguantar hasta que llegamos a Mansilla de las Mulas, donde esperábamos poder pasar la noche. Qué ilusos! Estaba todo lleno y la hospitalera no tenía muy buena onda. Después de comer algo en la plaza tuvimos que retroceder cinco interminables kilómetros hasta el recientemente pasado pueblo de Reliegos, donde aparentemente sí había sitio.

Ya llevábamos más de 100 km de andar, incluyendo la calzada romana destructora de piernas. Al pasar frente a un cementerio Quinio vio un moño a la vera del camino que decía “tus amigos no te olvidan”. Rápidamente pasó a formar parte de nuestro equipaje en memoria a nuestras alicaídas gambas que ya no podían impulsar ni un kilómetro más nuestras bicis. Más tarde nos dimos cuenta que lo que a nosotros nos causaba mucha gracia a los demás los ponía un poco nerviosos…que supersticiosos, che!!

El albergue tenía capacidad y pudimos acomodarnos bien a pesar de la mala onda de algunos franceses que estaban ahí, cosa que resultó ser de lo más habitual. La mala onda de esta gente digo! Se creerán los dueños del camino por llamarse la ruta francesa? Bien podrían hacer el esfuerzo de saludar en español siendo que están atravesando España! Bah, de saludar nomás! En estas épocas en las que la mayoría de los peregrinos son franceses, alemanes y brasileros (fácilmente distinguibles por las inmensas banderas que portan) no les costaría mucho un poco más de diplomacia. Obviamente que había excepciones, pero pocas…

Teniendo cocina a nuestra disposición, nos manducamos una vez más una opulenta pasta regenerativa. De paso les conseguí conchas a Marcos y Domenec, que estaban ausentes de su equipaje y ningún peregrino que se precie de serlo anda sin ellas…lástima que el piola del hospitalero las fajó dos euros cada una!!! Otra que a voluntad!!! Me querían matar!!!!

Día # 8: Reliegos - Santa Catalina de Somoza

en proceso de redacción…sepan disculpar las demoras!!!....continuará…

Unas estadísticas

Duración del viaje: 13 días
Jornadas de pedaleo: 13 días
Km recorridos: 1055 km (sólo aproximadamente un 30 % por asfalto)
Promedio de km recorridos diariamente: 81 km
Distancia máxima recorrida en un día: 114 km (Boadilla del Camino - Reliegos)
Distancia mínima recorrida en un día: 44.4 km (Arzúa - Santiago de Compostela)
Total de horas arriba del asiento: 76 h 00 m
Promedio de velocidad general: 13.9 km/h
Máxima velocidad alcanzada: 71.0 km/h (en una bajada flipante por asfalto camino a Arzúa)
Problemas técnicos: un rayo partido, el eje de la caja pedalera reventado de tanta fuerza que le metí en los Pirineos, el caucho trasero perforado en múltiples partes por el desgaste, dos parches saltados por la presión del camino, las manoplas gastadas de tanto agarrarse hasta con los dientes y unas cuantas centradas de la rueda trasera por tratar a la bici como si tuviera doble suspensión!!
Cantidad de veces que exclamé “buen camino!” al pasar peregrinos de a pie: 235.568 más o menos!
Timbrazos ejecutados a lo largo del camino dándole la coña a medio mundo: ufffff!!!! una parva, joer!!










 

9no. Viaje (Enero 2003): Andes...San Juan - Paso de Aguas Negras - La Serena

Desde el tórrido San Juan - San Juan (8/01/03)

Hola a todos/as! Cómo va?

Qué vueltas las del destino!. Estoy escribiendo desde un locutorio en San Juan capital, lugar del comienzo del viaje...y no es que me haya quedado acá, eh?

Resulta que en la provincia de San Juan es inexistente la posibilidad de conectarse a la web, a menos que sea en la capital o pagando conexión de larga distancia (o sea, un huevo y medio!).

So, llegando hoy a Calingasta (un pueblito en vías de extinción en lugar de la capital de la región como yo creía) conocí un par de flacos de baires (Hernán y Christian) que bajaban a la city para conocer el camino por el que yo había subido, así que me enganché con ellos y acá estoy...

Pero vamos al viaje (brevemente, eh?):

Llegué el sábado a las 17,30 y fue como meterme en un horno de fundición...qué calor!!! Armé la Maira y encaré al primer camping, a 15 km de acá, en el Marquesado. Los mosquitos se hicieron un festín conmigo, me olvidé la llave del candado de la bici (o sea que paseo un cable que pesa más de un kilo) y lo peor es que en la noche el viento me trajo la dulce melodía de los boliches de las cercanías, así que cero sueño. Buen comienzo, no?

El domingo enfilé para Pachaco, a unos 80 km y en camino a Calingasta. Me esperaban unos cuantos km por un camino encajonado y estrecho (con decir que hay circulación restringida por horarios) pero con unos paisajes impresionantes! Lo bueno es saber que nadie te va a venir de golpe de frente...

Curvas y contracurvas a granel, paredes de todos los colores con caídas de precipicio infartantes, y el río San Juan por debajo, corriendo furioso con un color rojizo intenso por los sedimentos que arrastra.

Al principio el sol se me escondió en unas nubes que amenazaban torrenciales lluvias, pero al ir trepando se fueron quedando atrás y el sol con toda su intensidad empezó a ejercer su efecto matador. Por ahí la subida no era taaaan infernal, pero con ese solazo, hasta subir el cordón de la vereda parece una odisea! Por suerte el viento me fue acompañando y compensó la sensación de cansancio fruto del poco sueño y el escaso entrenamiento (si, esta vez me vine medio de chanta
nomás...).

La cuesta del Tamboral fue el punto culmine de la subida, y de ahí una suave bajada tajeando la montaña y mareándome en tantas curvas. Espectacular!

Llegué a Pachaco tipo 15 totalmente reseco. El cana de turno, Juan, me ofreció quedarme a pasar la noche en su más que humilde comisaría. Joya! Así que me dediqué a dormitar un poco entre las abundantes moscas del ambiente y recuperarme un poco. Que calor!

A la noche me tocó cocinar (y nada más, eh?!) y después tuvimos una sobremesa eterna en una noche estrelladísima y cálida. A este Juan se ve que le embola estar ahí, así que no paró de charlar como hasta la 1 am! Y después de dedicó a roncar como
un cochino el guacho...otra noche insomne...

El lunes 6 (no vinieron los reyes!) encaré para Calingasta con destino final Barreal. De nuevo mucho sol, con presagios de más calor. Vientito suave a favor (qué loco no?) y otra vez una sucesión de curvas interminables hasta avistar la impresionante mole de la cordillera al fondo. Wow! Y coronado por el verdor del valle de Calingasta y los alrededores. Espectacular!

Tipo 11,30 aterricé en la YPF de Calingasta para recargar agua, ya que la que traía parecía lista para el mate! Terminé invitado a matear y picar algunas cosillas con unas Sanjuaninas (no muy agraciadas por cierto) que andaban por allí.

Lástima que se me hizo más del mediodía y el camino a Barreal, lentamente en subida, fue como cruzar el Sahara. Aghhhh, cómo seca la garganta este aire!

Los paisajes de los cerros multicolores y repujados con los dedos eran aún más impactantes que antes. Y al fondo, solito, el gran Aconcagua, mucho más visible que desde el paso a Mendoza, aunque bastante más lejos.

De pasada me metí en un camino lateral para ver el cerro Alcázar (se imaginarán su forma), y esos instantes fueron como entrar a dos hornos de fundición!. Tal era el calor entre esos cerritos que la transpiración no llegaba a caer por la cara! Era como tirar agua en una sartén caliente!

Finalmente a eso de las 15,30 (no es la mejor hora!) llegué a Barreal. Camping con piletita y a otra cosa. Ah, la falta de pedaleo previo me ha dejado el tujes a la miseria más que tener las piernas cansadas...ouch!

Lo malo: a eso de las 3 de la mañana, unas borregas volvieron al camping de fiestear...y la siguieron con su radio en la carpa! Aghhhhh!!!! Y lo peor es que escuchaban cumbia villera! Doble aghhhhhh!!!!! Tal fue mi embole que después de reiteradas quejas, tuve que salir de la carpa y casi trompearlas para que bajaran el puto volumen!...otra noche insomne.

Ayer salí temprano para visitar la Pampa de El Leoncito y los observatorios astronómicos del lugar. Lo que no esperaba era que iba a tener que trepar 850 m de desnivel en 36 km de un camino más que pesado y con el mismo sol molesto de siempre.

Igual valió la pena. El observatorio de El Leoncito (CASLEO) es simplemente espectacular. Es asombroso que sea del
Conicet y ande tan bien! La visita guiada fue muy buena, pero se me hizo el mediodía como nada. Y se vino el calor.

A eso de las 15 empecé a bajar, después de una breve visita al otro observatorio, desde el cual hay una panorámica impresionante de la cordillera y la Pampa.

Pero al salir de la zona arbolada el viento se hizo sentir. Y mal!! Tanto que la eterna recta en descenso que pensaba bajar a mil fue tan lenta como la subida y hasta tuve que pedalear! Ouch!

A medida que bajaba, más fuerte soplaba y más caliente se ponía. Llegar a la Pampa en sí (no me lo iba a perder) fue todo un logro. Estar en el medio de esa planicie desértica, una locura! Ahora entiendo por qué hacen carrovelismo ahí! Es impresionante como te barre el viento. Lo que me costó sacar un par de fotos! El viento te lijaba del oeste, secándote hasta la más mínima expresión de humedad! Pero fue alucinante...

Lástima que a la vuelta me comí 19 km con ese viento de cote que me dejó peor que una pasa de uva!

Al final volví como a las 17 (o sea que me agarró el peor calorazo) y me desayuné con que a las 4 borregas se les habían sumado unos 12 teens energúmenos con ganas de hacer quilombo toda la noche. Cuando me tiré a descansar y al ratito sonó Damas Gratis a full la decisión fue inmediata: me rajo! So, me mudé a la otra punta del camping: quiero dormir!!!!!!

Hoy me lo tomé tranqui. El camino de vuelta a Calingasta desde Barreal fue un lindo paseo. Llegué justo para zafar del calor y de suerte pegué este hotel-camping que está para quedarse a vivir. Es más, tal vez me quede mañana descansando ahí...

El ver hoy desde el auto lo que hice los otros días me hizo dudar de mi cordura...qué!? acaso piensan que no me queda nada????

Si por la gente con la que he hablado fuera, la locura total es el paso que voy a hacer. Pero veremos que dicen los hechos al respecto...

Para eso habrá que tener paciencia, ya que hasta La serena no voy a poder contactarme de nuevo. So, será hasta dentro de unos 10 días maso...no me extrañen!!

Les mando un caluroso abrazo y besos resecos,

Jamerboi

Ni los ganglios pudieron pararme!!! - La Serena (21/01/03)

Hola a todos/as! Cómo va?

Finalmente llegué a La Serena! Y todo en bici...porque estuve a punto de tener que abortar misión y pegar la vuelta a San Juan, ya que me pesqué unas anginas pedorras que me dejaron out. En realidad tenía como plan B hacer que me llevaran al límite y de ahí bajar a Chile, pero la locura pudo más y terminé haciendo todo con Maira.

Pero vamos por partes...

Nos habíamos quedado en Calingasta, después de la visita sorpresiva a San Juan. Como la vuelta se hizo más que larga (es más, nos perdimos un par de veces retornando de noche), opté por quedarme un día descansando. El lugar realmente amerita. Y por si alguno anda por estos pagos, no dejen de venir a este sitio:

Hotel de Campo Calingasta, de Cristina Valerio. Reservas al 02648-421220.

Es un antiguo hotel que están reciclando con un gusto espectacular. Y la atención de la gente es impecable! Altamente recomendable.

Después de un día de ocio, con pileta (gigantesca!) y con tareas de costura (me hice unas fundas con tela para las botellas, cosa de mojarlas y evitar que el agua se me caliente tan rápido), terminamos el día con la gente del Hotel a unos km, tirados en el asfalto mirando las estrellas. Y qué cielo! Una parva de estrellas fugaces, los resplandores de una tormenta en el horizonte hacia San Juan. Impecable! Y lo mejor es que no hacía frío para nada en comparación a los otros lugares en los que he podido apreciar estos cielos limpios.

El viernes 10 encaré para Villa Nueva, a unos 40 km de allí. Camino asfaltado y sencillo, sin mayores problemas. Pasando por una pampa muy amplia y algunos pueblitos más pequeños. Recalé en gendarmería, y para cuando llegué el calor ya empezaba a apretar. Ese era el karma más grande: no poder cubrir mayores distancias ya que sino el sol te despedazaba. So, a descansar un poco pues.

En el lugar, que mayormente es un conglomerado de fincas, no pasa demasiado. Los dos gendarmes se dedican a hacer un poco de huevo y mirar Direct TV. Digamos que una existencia más que tranquila. Demasiado diría...

Aprovechando los 700mil grados que hacían afuera, me tiré para una siestita. Pero adentro no hacían muchos menos
grados, así que tampoco se podía disfrutar mucho del asunto. Es más, me levanté con la garganta reseca y sintiéndome un tanto mal. Indicios de peste??? Esperemos que no!

A la noche cayó un paisano del lugar y fue más que interesante ver su perspectiva de las cosas. Es increíble cómo hasta en un lugar tan pequeño ya las cosas están viciadas con el choto del pueblo que explota a los demás y así. También fue todo un curso de manejo idiomático, ya que le entendía la mitad de lo que me decía!

El asunto estuvo espeso durante la noche. Casi no pude dormir nada. Boca reseca, calor agobiante, dolores por todo el cuerpo. Una cagada, bah! Y al levantarme a las 5,30 las cosas no habían mejorado. Tenía todos los síntomas de unas buenas anginas. Y los ganglios inflamados como pelotas de ping pong eran una buena prueba de ello. Qué hacer?? Quedarme otro día allí no era muy buen negocio. Así que a pesar de esperarme uno de los peores caminos, con 50 km de subida hasta Tocota en un ripio más que feo y con perspectivas bastante negras, me mandé igual.

Y cómo me arrepentí después! Ya desde Villa Nueva el camino empieza a trepar sin contemplaciones por una sucesión de curvas y contracurvas que muestran más y más subida a cada rato. El ripio hace las cosas más lentas, y mi estado patético de salud no las favorece en lo más mínimo. Me duelen los riñones mal, las piernas no tienen fuerza y se me seca la garganta que
late al ritmo de los ganglios. Qué lindo!
Lo único bueno es que algunas nubes retrasaron la salida del sol y por ende del calorazo. Ni siquiera puedo parar a descansar una poca, ya que miles de mosquitas insoportables me rodean y te sacan de quicio! Hay que subir nomás!

La cosa se vuelve más que peliaguda. No se si por la pendiente o por la peste. Calculo que la conjunción es fatídica. De a ratos me tengo que tirar al costado de la ruta a recuperarme un poco, ya que los dolores musculares son muy intensos. Y lo peor es que en la cabeza me da vueltas el tema del paso. Cómo voy a hacer para cruzarlo en este estado? La altura me
afectará más al estar tomando antibióticos? De dónde voy a sacar fuerzas???

Ya empiezo a perfilar diferentes planes de acción. Primero, si pasa una chata me tiro arriba por lo menos hasta Tocota. Ya no puedo más y recién voy 20 km en los que trepe unos 500 m de desnivel. Segundo, ver que si la cosa no mejora ir pensando en pegar la vuelta para San Juan. Una gran angustia me atrapa. Tanto esfuerzo para venir hasta acá y quedar fuera de combate por unas putas anginas!

Cerca del mediodía llegué al cruce de caminos conocido como el Puntudo. Nadie pasaba. Y a lo lejos vi una casa. Abandonada? Seguramente, pensé. Pero nooooooo, era un campamento fijo de vialidad, todo un paraíso inesperado. Qué alegría me dio ver los dos individuos que estaban allí, el Rufino y Oscar Pintos.

Tambalenate y sin fuerzas me acerqué. Pude tomar un té, recambiar el agua y hasta descansar una horita. La lógica indicaba que no tenía que avanzar más, quedarme en ese pequeño oasis. Al ver mi patético estado y entre una que otra gastada (Lopecito, que mal que venimos, eh? Así no vamos a llegar lejos...), Pintos llamó por radio a la gente de vialidad en Arrenquintin, el último puesto en el paso, y me hizo los arreglos por si quería que me llevaran en camioneta hasta el límite. Era una opción. De esa forma si seguía arruinado al menos podría conocer el paso.

Con esa nueva oportunidad y con la garantía de que el camino continuaba otros 25 km pero con menor pendiente, seguí viaje. Una nueva mala decisión. A poco de andar, un viento infernal empezó a soplar en contra. Así que compensé la pendiente con el viento. Que negocio el mío!

El escaso bienestar que había juntado descansando me duró poco. Pedaleando por los llanos del leoncito, una pampa infinita que hacía ver el camino como una línea recta interminable y ascendente, al poco tiempo ya estaba de nuevo a full con los síntomas de las anginas. La ventaja es que no tenía el famoso viento del oeste o conchabado (porque no falta nunca) o un
zonda caluroso. Era un viento relativamente fresco (o al menos así lo sentía yo), que me barría de frente. Es más, a los pocos km de salir, un manchón de arena me hizo clavar la rueda delantera y terminé en el piso, con un lindo recuerdo del camino en la rodilla derecha. Arruinado el pibe!

En eso, a los 38 km (me acuerdo de cada uno!), apareció algo en el horizonte. Con los binoculares pude distinguir que era: un cristo, al mejor estilo pan de azúcar, pero elevándose en un pequeño cerro, que según me habían dicho era Tocota. La noche anterior pensé que me gastaban cuando me contaron de la estatua, pero allí estaba, en el medio de la nada.

Y si habré puteado con ese cristo que no llegaba nunca! Una eternidad me parecieron los últimos 13 km, pedaleando, parando, caminando...cuándo llego????

A las 17, después de andar dando vueltas desde las 6,30, llegué a Tocota. Un caserío mínimo en lo más alto de los llanos, con un puesto de gendarmería. Y allí recalé. Un tanto parcos los muchachos, pero no pensaba hacer ni un metro más! No entendían muy bien lo mío, parecía que me habían cagado a patadas más que haber pedaleado 51 km. Y en subida! Trepando casi 1100 m de desnivel. Digamos que no es lo más recomendable según el médico, no?

Un tecito de chacha coma (ajenjo blanco) me hizo recuperar el habla. Según dicen es bueno para el apunamiento. Pero eso no era lo que yo tenía!!!

Anyway, apenas vi un colchón, me tiré y palmé...tres horas. Sólo atiné a levantarme para darme una ducha (también medio a regañadientes por parte de los muchachos) y comer algo. Gracias a Dios que éstos sí cenaron algo y no hicieron como los de Villa Nueva, que se conformaron con un tecito!

Dormí como un lirón, transpirando a lo bestia. Supongo que el remedio ya estaba empezando a hacer efecto. En la mañana me sentía un poco mejor, pero no era wow! Digamos que estaba en un 60 %. O sea que podía caminar y hasta entablar una conversación coherente...errrr, bueno, casi.
Arranqué tempranito con la fresca. Las nubes se habían ido y el sol pegaba lindo. Me esperaban como recompensa 36 km de bajada hasta Iglesia. Pero el camino no era de lo más bonito. Mucha piedra suelta, algunos pozos tramposos. Y como regalito extra, en un par de tramos el río que venía a la par del camino decidió incursionar en terrenos ajenos y por alrededor
de un km andaba a lo más choto por el medio de la ruta. La primera vez lo evité por el costado, en medio de las rocas. La segunda no lo pensé mucho y lo pasé por arriba caminando en patas. El agua en estos casos es una cagada, ya que ablanda mucho la tierra y las ruedas se traban con el barro que se engancha en los frenos. Chiche!

De ahí en más, disfrutando del paisaje a bordo de la coctelera en que se había convertido Maira con los tumbos del camino. Tanto es así, que en algún momento perdí el guardabarros delantero y ni cuenta me di!

Por fin llegué al preciado asfalto al pasar por Bella Vista, pequeño pueblo rebosante de álamos y de verde, ahora de moda para los adolescentes en busca de joda.

Yo seguí viaje (ya para adolescente estoy un poquito pasado) y luego de 11 km más llegué a Las Flores, punto de partida para el paso de Aguas Negras. Para ser la sede de la región, bastante chico el asunto. En un km crucé el "centro" y llegué a la estación de servicio del ACA, recientemente abierta. Pregunté por el lugar de acampe, y resultó ser una placita enfrente
de la estación. Digamos que no me convencía mucho. So, mirando el lugar vi una construcción abandonada y después de pedir permiso se convirtió en mi Sheraton privado.

Aún bastante apestado, no sabía muy bien qué hacer. Opté por encarar el camino hacia arriba al otro día, y de acuerdo a como me fuera en los 40 km hasta vialidad en Arrenquintin decidir si subirme a la camioneta o seguir con Maira.

Pasé la calurosa tarde en el lugar, mateando con las chicas que lo atienden, Paola y Cecilia. Ahí uno se da cuenta de la suerte que se tiene con el trabajo. Estas pibas laburan desde las 8 a las 22 de corrido, haciéndose cargo de todas las tareas de la estación, de lunes a lunes y por sólo 8 mangos por día!! Y están más que agradecidas por poder juntar unas monedas con
la situación que se vive hoy por hoy. Duro, no?

Aprovechando la cercanía y con esperanzas de mejorar mi endeble salud, me fui de una escapada a las termas de Pismanta, a unos 6 km de allí. El hotel con bañeras de aguas termales está regenteado por los propios empleados, ya que el último dueño era uno de esos políticos-empresarios garcas que arruinó el lugar. Es reconfortante ver como han sacado adelante el lugar.

Me metí en una pileta de 40 °C. Pensé que estaba en el infierno! No duré ni diez minutos! Pero el relax en los sillones duró como una hora. Sentía una mejora en la cuestión muscular, pero me parece que el calorcito no fue de lo mejor para mis ganglios, que habían tomado proporciones increíbles!! Habré cometido un error??

Me entretuve charlando del paso y de las cosas buenas que hay por la zona, primero con Adrián y luego con Oscar, que
andaban de paso por el Hotel.

Me recomendaron visitar la cordillera del viento, pasando Rodeo, a pocos km de allí. Ahora con un embalse que han hecho y gracias a los fuertes vientos que nunca fallan, el lugar se ha convertido en la capital mundial del Windsurf. Pueden creerlo?? En el medio de San Juan y rodeado de montañas? Ver para creer...

Volví para mi habitación de lujo a comer algo y descansar una poca...y descubrir que un perro guacho me había afanado la bolsa con el queso y las galletas! Shit! Ya en Calingasta un gato trepador me había choreado la bolsa con el queso y el salamín que había dejado oreándose en un árbol. Cosas que pasan...

Lunes 13. Día de la verdad. Empieza el cruce de los Andes. Al tiro de salir paso por la aduana y completo los trámites de rigor. Desde allí se vislumbra el camino asfaltado, que se interna como una gran recta ascendente a través de la pampa hasta perderse en las moles de piedra que cortan el camino: los imponentes cerros de los Andes.

El sol brilla y un suave viento me va llevando. Me siento un poco mejor que los otros días. Es un buen síntoma. A medida que me voy acercando me pregunto por dónde catzo pasará el camino? No se ve que haya ninguna parte accesible como para trazar un camino ahí!!

La cosa va en elevación progresiva. De los 2000 m de Las Flores voy trepando paulatinamente. Y se siente!
Mientras me dedico al asunto, el paso comienza a adquirir una nueva nomenclatura: en lugar de Aguas Negras, Nubes Negras. La cosa se va poniendo oscura y se va cerrando más y más. Tanto que empiezo a oír los truenos en la montaña. Y lo inesperado ocurre: comienza la lluvia cuando sólo me faltan 4 km para el puesto de gendarmería y 6 para el de vialidad.

El camino ya se ha empezado a escurrir entre los cerros, con el arroyo aguas negras a mi derecha, rojizo de tanto sedimento que arrastra. Se viene el frío de golpe. A la mojadura interna por transpiración le sucede la externa por la lluvia que se pone helada con el vientito que ahora me viene de frente. Por suerte queda poco!

Después de un fugaz paso por gendarmería llego a vialidad y ahí anclo la bici. Ya me estaban esperando y soy recibido de diez por el cocinero. Los demás aún están arriba trabajando. Estar calentito y tomando un café con pan y mermelada mientras afuera la lluvia va in crescendo es un placer difícil de explicar. Y ni qué decir después de un buen almuerzo con todos tirarse a dormir una siesta oyendo el repiqueteo del agua en el techo y las ventanas. Espectacular!

Los muchachos de vialidad provincial realmente son una de las grandes joyas que tenemos los ciclistas en el camino. Acostumbrados a rescatar gente de las rutas, saben cómo atenderlo a uno con la mejor hospitalidad y cordialidad. Y ésta no es la excepción. Rolando, Cándido, Santos, Agustín y Roli se enganchan charlando acerca de los viajes en bici, conozco un poco de sus vidas (nada fáciles por cierto) y terminamos jugando unos buenos partidos de chinchón de a 4...que tengo la
imprudencia de ganar en dos oportunidades. Mal hecho! No sea cosa que mañana una motoniveladora me pase por
arriba cuando vaya trepando!! Por suerte el último partido lo gana uno de ellos...el honor está a salvo!

Ah!, ya para estos momentos me llama la atención que en todos los lugares donde me han convidado con mate, la cosa viene plagada de azúcar! Una cucharada por cebada! AL tercer mate ya es un almíbar...de amargos ni hablar, no?

A esta altura ya tomé una decisión: vamos a encarar la cosa en bici. La mejoría es notoria, y si bien no estoy diez puntos, tengo la tranquilidad de saber que los muchachos andan por ahí y si lo necesito me pueden ir a rescatar.

So, el martes encaro la primera parte del paso. Nuevamente el sol se abrió paso y las nubes han desaparecido. Arranco tranquilamente a eso de las 8. La subida es lenta, a no mas de 5-6 km/h. No tanto por la pendiente, sino por adaptarme a los cambios de altura. Ahora estoy a 3000 m y el objetivo del día es un sitio llamado piedras negras, donde una pirquita de rocas me puede proteger del viento cerca de un curso de agua a 3900 m. Ideal para adaptarse antes de encarar el resto de la subida.

Son 25 km por una sucesión de faldeos y alguna que otra quebrada. Los cerros van cambiando y con ellos el colorido. Es espectacular ver cómo se trepa cortando los cerros y de cuando en cuando se hace una Z para ganar altura. Por suerte el viento es suave y a favor, lo que facilita el asunto. Los restos de un antiguo asfalto permiten avanzar bien por tramos, sin
complicaciones con rocas sueltas ni grandes pozos.

Después de unos 20 km llegué al lugar llamado El Arenal. Y haciendo honor a su nombre, es una gran extensión de piedra suelta bien triturada, que parece arena negra. Al final de ese tramo de 5 km enmarcado por altísimos pedreros de colores bronce y negro estaba mi campamento base. Y ahí nomás me instalé cerca del mediodía. En medio de la pirquita de rocas que me protegía del viento fresco, que atípicamente estaba soplando desde abajo. Y desde abajo también subían otra vez las nubes. Me tocara agua acá arriba? Esperemos que no...

El tema de la altura ya se hacía notar un poco. A 3900 m los movimientos son lentos, sin acciones bruscas ya que sino la cabeza enseguida parece haberse quedado atrás. Vengo a base de coca y bica. Y con tecito de coca me mantengo durante el día. No quiero saber nada de tener sangre en el estómago haciendo la digestión, ya que el efecto de apunamiento surge enseguida.

Paso el día tranquilo, en el medio de la nada. Y al ir cayendo el sol, la temperatura también acompaña y se va poniendo gélido el asunto. A las 20 ya estaba acovachado en la carpa. Vino bien ya que después de las 2 de la mañana fue imposible dormir. El frío me despertó y me mantuvo apretujado sobre mí mismo hasta las 6 que me obligue a salir. No hay ropa que alcance. Y la bolsa térmica no era negocio para una sola noche de frío...so, a bancársela...

A la mañana, despejada otra vez, la condensación de la transpiración estaba escarchada en el sobretecho de la carpa. Brrrrrrr!!!!

Después de un frugal desayuno con té de coca, arranqué rumbo a la cumbre. De a poco la temperatura fue elevándose, pero nada que digamos caluroso. Al poco de salir me interné en la quebrada de San Lorenzo, famosa por los intensos vientos del oeste que se encajonan y hacen el paso una tortura para los ciclistas. Pero tempranito zafo del viento y llego al final sin
problemas.

Recién ahí se sienten algunas ráfagas, que dicho sea de paso, son gélidas! Es como si te cortaran la cara con un cuchillo! Ese es el otro punto donde se puede acampar al costado de un arroyo y detrás de unas ruinas de piedras. El paisaje es mucho más impactante que en el Arenal, pero el viento pega duro. Ya se vislumbran a lo lejos las primeras formaciones de penitentes de hielo, unas torres congeladas que como ejércitos bien formados custodian esos paisajes impresionantes. Y es sólo un preludio a lo que vendrá...

En ese punto el camino gira a la derecha, echando por el suelo las hipótesis de por dónde iba el paso, y comienza a flanquear un cerro. La pendiente siempre se mantiene suave y el camino está en bastante buen estado, pero el tema de la altura comienza a hacerse sentir. Los movimientos se hacen más lentos, hay que hiperventilarse todo el tiempo porque sino al toque se siente la pesadez en la cabeza. Una pequeña opresión se hace notar en el pecho, justo en el corazón, lo que me hace ir controlando al máximo la progresión. Se nota que el pobre viene bombeando a full para que el escaso oxígeno llegue a los músculos.

Voy 15 km y faltan 15 más. Ahí empieza la primera parte del show: los penitentes, que a lo lejos parecen manchones de nieve, al ir acercándose a uno se convierten en torres de hielo que al ir pasándolas muestran sus distintos perfiles y formas. Anchos de costado, delgados de frente, son todo un espectáculo para la vista. Y además está acompañado por el colorido de los cerros. Aquí las aguas del arroyo ya son claras y contrastando con el fondo de rocas oscuras se comprende el nombre de Aguas Negras.

Poco a poco voy avanzando hasta el lugar llamado la olla, donde el camino da un giro de 180 grados y empieza a faldear el cerro para progresivamente llegar al límite. Quedan 11 km y estoy a 4550 m de altura. Y se nota! El viento me pone una barrera de hielo que hace aún mas pesado el andar. Pero al pegar la vuelta se convierte en un ansiado aliado para la trepada.

Al ver bajar los autos y mirar por dónde debo pasar se me pone la piel de gallina. Tan alto va la cosa? Y con tanto rodeo??? Ouch!

Lo más impactante es que los penitentes que al principio te asombran, parecen meras muestras comerciales comparado con los que se van sucediendo a medida que se sube. Es una profusión impresionante de esas formaciones que cubren áreas cada vez más grandes y pasan por el camino sin pedir permiso. Y ahí es cuando uno los tiene al alcance de la mano y en su mayor plenitud. Es muy loco...

Ni que decir que estos últimos km fueron los más difíciles. El avance lentísimo, más que nada porque el límite entre el apunamiento liso y llano y la cordura es muy delgado. A estas alturas, cada metro que se sube es más que notorio. Pero el premio es poder tener una panorámica del camino recorrido y de los penitentes allá abajo como tomada por un satélite del
espacio. Se siente como un pájaro sobrevolando el camino andado.

Por fin llego a la meseta final donde está el límite fronterizo. Pero un viento fuertísimo en contra hace que esos 1500 m se demoren muchísimo. Finalmente a las 14,30 llego al hito y a los carteles que dan la bienvenida a los respectivos países.

Las fotos de rigor no fueron muy sencillas de tomar dado el viento infernal que soplaba. Y me costaron el espejito de la bici ya que en una ráfaga la bici se me fue al piso. Es más, el lugar no es tan impresionante en si mismo, ya que la forma de planicie que tiene no permite una gran panorámica hacia los distintos lados. Mas bien se aprecia al empezar a bajar. Pero eso no quita estar a 4780 m de altitud, con una bici pesadísima y una satisfacción indescriptible de haber logrado llegar enterito hasta ahí por propio esfuerzo.

Un té de coca para celebrar y a bajar. Ya son las 15,30 y tengo que hacer como 60 km hasta poder encontrar dónde parar.

Después de emponcharme bien encaré la bajada. Lo bueno es que para evitar el gran faldeo que hay para subir, en Chile existen unas variantes que sirven para acortar las bajadas. Obviamente que tienen una pendiente mucho más grande, o sea, son súper empinadas. Pero te ahorran unos cuantos km. Y teniendo en cuenta que el camino está muy mal cuidado, lleno de
serruchos o calamina y piedra suelta, es más que una buena opción.

Y por ahí me mando! Frenos a full, curvas y contracurvas a 180 grados, derrapando por las rocas descendiendo vertiginosamente en una cornisa espectacular. Tanto que me acerco hasta casi tocar la única formación de penitentes que hay de este lado del límite. En 5 km bajo 500 m de desnivel!!! Wow!

Otra variante más pequeña y desemboco en el camino tradicional. Ahí me cruzo con la gente que mantiene el
camino, de la empresa Melco, y ya consigo donde pasar la noche. Pero me quedan como 40 km por recorrer. Al
menos me ahorré 10 km con el tema de las variantes!

La bajada continúa por un camino de condiciones variables. A veces muy bueno, otras una porquería que me obligan a frenarme a cada rato. Pero la profusión de colores de los cerros es espectacular. La vía se interna encerrada entre las formaciones rocosas, que dicho sea de paso, encajonan un viento que se hace cada vez más fuerte y en contra.

A medida que bajo, los paredones que me rodean se hacen cada vez más colosales. Me siento una minucia recorriendo esa senda. El río se encajona en partes, con unos rápidos impresionantes. De repente aparecen ensanchamientos y en uno en particular, hay rocas gigantescas que parecieran acomodadas a propósito por el llano, muy lejos de los cerros con inmensos
acarreos multicolores de donde pudieran provenir.

Y por ahí, un mini caracolito al mejor estilo paso de Mendoza, todo para mi. Porque a esas horas es muy raro que alguien venga subiendo. Así que adrenalina a full y a bajar a mil nomás...

La cosa sigue así por km. La cabeza se siente oprimida. No sé si por el cambio de altura o por estar acumulando tanto paisaje espectacular de golpe!

Me pasan de vuelta los muchachos de Melco. Ya son las 18,30 y me aseguran que falta poco. No es tan así...A
lo lejos se divisa el embalse de La Laguna. Ahí el camino faldea el espejo de agua, lo que implica ir subiendo y bajando constantemente. No son gran cosa, pero a estas alturas del día, hasta la mas mínima inclinación del camino me parte al medio. Y se nota!

Más que agotado paso el bendito embalse. Y no llego a ver el campamento de esta gente. Dónde catzo queda?? La cabeza no me da más, y de repente me doy de cuenta de un pequeño detalle: desde hace 11 hs que estoy dando vueltas y no he probado bocado alguno! Estoy mareado del hambre nomás!!! Un par de barritas de cereales hacen su labor curativa y continuo la pedaleada.

Luego de otros 5 km y aprovechando otra variante para bajar al final llegué al ansiado campamento de Melco. Los vagos estaban comiendo, así que en un abrir y cerrar de ojos ya tenía un plato enfrente mío, al rato una ducha caliente (desde hace 4 días que no sentía una!) y hasta me regalaron un espejito para la bici que sacaron no se de qué máquina! De diez los
muchachos! Tanto como los de vialidad en Argentina. A la noche salió partida de dominó y me prendí. Lo cómico era que les entendía la mitad de lo que decían. Contestaba cosas que no eran lo que me habían preguntado, y sólo después de un buen rato me di cuenta de las reglas del juego. Con decir que estaba jugando en pareja y ni cuenta me había dado!!

Qué placer dormir a 3000 m! Qué cantidad de oxígeno que hay!! La verdad que después de andar casi 7 hs arriba de la bici y haber cruzado los andes, las horas de sueño que tuve fueron más que gratificantes...

El jueves encaré la bajada y mi objetivo fue llegar a Vicuña, a casi 120 km de allí. A pesar de tener 70 km de ripio la cuestión de tener bajada incentivaba el asunto. Y el poder visitar el observatorio amateur (léase, que podés mirar con el ojo) de Mamalluca era todo un atractivo.

Los primeros 25 km hasta la aduana chilena fueron sencillos. Con un camino aceptable, nuevamente entre cerros, aunque menos impactantes que antes, y a la vera del río fui bajando. Pasé sin dramas y a las 10 ya estaba encarando los 45 km restantes hasta Huanco, donde comenzaba el asfalto.

Acá el sol ya empezó a pegar lindo. El viento también arrancó, y como no podía ser de otra manera, en contra. Ahora más que gélido, era cálido el asunto. Del horno al freezer y del freezer al horno de nuevo...

Lo malo en esta parte fue que el camino ya se volvió una porquería de calamina. Me la pasé buscando una huella mínimamente andable sin que me destartalara la bici y el cuerpo. Y el viento fuerte frenándome peor todavía.

Tipo 12,30 llegué a Huanco. Por fin el ansiado asfalto. Ya el paisaje no me resultaba muy motivante. Arido a pesar del río al costado, cerros todos parecidos. Nada del otro mundo. Lo más choto es que el viento ya parecía un huracán. Con el encerramiento de los cerros, el camino parecía más bien un túnel de viento dispuesto a testear mi aerodinámica. Así que lo
que hubiera sido un feliz y rápido descenso se convirtió en un pesado derrotero en el que tuve que hacer fuerza para poder bajar. Que garrón!

Lo más curioso del camino fue ver los extensos cultivos de uva protegidos del viento por interminables paredes de tela media sombra. Inclusive muchos tenían hasta techo hecho con esa tela. Realmente una vista atípica de los viñedos...

Por fin llegué a Vicuña tipo 17 hs. después de 117 km agotadores. En turismo no me dieron mucha bola. Camping a mano, nones. Las pensiones más baratas, un ojo de la cara. Todo mal. Y lo peor es que ya me había reservado el turno para ir al observatorio de Mamalluca a las 20,30...o sea, tenía que trepar 9 km más, de 650 a 1200 msnm. Lindo, no?

De casualidad y calculo que más por lástima que otra cosa, conseguí una pieza en el Hostal Michel. La usaban de oficina y no tenía agua caliente en el baño, pero salía casi la mitad de lo habitual (5000 chilenos, una pequeña fortuna para pasar sólo una noche). So, planté base, un tecito y a mover al observatorio.

Pasé por el pintoresco poblado de San Isidro, con su calle empedrada y las casitas de estilo colonial, y me choqué con la terrible cuesta que llevaba al observatorio. Ideal para relajar el cuerpo después de la pedaleada de hoy! Tardé una hora y llegué totalmente empapado, pero las vistas desde el camino valieron la pena, así como el atardecer que me vi.

La cosa arrancó recién tipo 21,15. Eramos 46 personas! Una multitud. Así que me prendí en el grupo angloparlante, de só0lo 6 individuos. Joya, así tenía más tiempo para las observaciones.

Arrancamos en el telescopio de la cúpula, mirando estrellas jóvenes (azules) y más viejas (coloradas), para pasar al impactante Saturno. Qué alucinante ver los anillos! Y después la luna ni hablar! Como estaba casi llena se podían apreciar todas las imperfecciones de los diferentes cráteres.

La cosa siguió con una observación al aire libre de las distintas constelaciones, y después con un programa bajado de la web, el Starry Night, que te permite ver el cielo en cada latitud en la fecha y hora que sea. Con muchos chiches que vale la pena
bajarlo para jugar un rato.

Afuera nos esperaban tres telescopios más en los que vimos nebulosas, cúmulos, y más luna. Lo que tanto ansiaba ver desde chico, hecho realidad. Un sueño!

El tema de llegar en bici caló bien entre los guías, así que me invitaron a escuchar un grupo que tocaba música andina en vivo con fotos espaciales de fondo, con una mística que me puso la piel de gallina. La música de los Kjarkas calaba bien profundo...

Y para completar el asunto, me quedé un rato más para ver a Júpiter y sus nubes gaseosas y hasta tuve telescopios sólo para mi mientras los grupos estaban en las charlas. O sea que me empaché de luna y estrellas. Mágico...

La bajada a la luz de la luna cerca de la 1 de la mañana también estuvo cargada de emoción. Más porque no veía un catzo de las imperfecciones del camino y se iba rápido con esa pendiente infernal! Un broche de oro espectacular para el viaje...

Ayer encaré el tramo final hasta La Serena. Lamentablemente otros casi 70 km de asfalto en bajada (a veces no tanto) con un pedorrísimo viento en contra. De paisaje mucho que decir no hay. Más cultivos, poblaciones más frecuentes, y un embalse de san puta (el Puclaro), cuyo faldeo me hizo sudar de lo lindo.

Llegué a eso de las 17 a La Serena, con la satisfacción de avistar el brumoso océano Pacífico y concluir el viaje con las expectativas cumplidas.

Al final me quedé en lo de Víctor Bermont, ya que las residencias de la Universidad donde iba a quedarme estaban cerradas. So, la hospitalidad de esta familia me permitió conocer mejor esta ciudad, muy desparramada y ligada con Coquimbo, con la atípica distribución que deja una gran franja de terrenos sin edificar entre el mar y la población.

Bueno gente, mañana domingo a las 23 estaré tomando el Covalle con destino a Mendoza. Empresa bastante trucha, pero la única que va directo. So, si engancho la combinación con el Andesmar de las 15, para las 9 del martes estaré bajándome en la Laguna de los Padres para llegar rodando a casa.

A los que anden por allá, nos vemos prontito. A los demás, seguimos leyéndonos...

Mil gracias a los que me mandaron mensajes durante la travesía. Se aprecia mucho y no saben cuánto vale!

Será entonces hasta la próxima aventura sobre ruedas del Jamerboi...

Un abrazo muy grande y besos a discreción,

Jamerboi

Unas estadísticas

Duración del viaje: 14 días
Jornadas de pedaleo: 13 días
Km recorridos: 780 km (518 asfalto, 262 ripio-tierra)
Promedio de km recorridos diariamente: 60 km
Distancia máxima recorrida en un día: 117 km (Campamento MELCO - Vicuña)
Distancia mínima recorrida en un día: 17,5 km (San Juan - Marquesado)
Total de horas arriba del asiento: 58 h 30 m
Promedio de velocidad general: 13,3 km/h
Máxima velocidad alcanzada: 49,2 km/h (en una bajada inesperada de 2 km camino al campamento de vialidad de Arrenquintin)
Problemas técnicos: nones! Sólo la pérdida del guardabarros delantero y la rotura del espejito en el límite gracias al viento pedorro que me tiró la bici.
Exclamaciones de asombro (tipo Wow! o Faaaa!!) al ir viendo los penitentes, entrecortadas por la falta de oxígeno: una bocha!
Litros de agua fresca que me hubiera tomado de no ser por no tenerlos a mano: ufffff!!!! una parva!










 

8vo. Viaje (Noviembre 2002): Ciclociencia...cruce ida y vuelta de los Andes por Mendoza

...para asistir a un congreso en Santiago de Chile

Crónicas en construcción...paciencia por favor!!

Por ahora, sólo fotos disponibles...

Salut!!

Jamer







 

7mo. Viaje (Enero 2002): Cuyo...Talampaya - Ischigualasto (Valle de la Luna) - Las Quijadas

Paisajes de Catamarca - Andalgalá (26/12/01)

Hola todos/as! Cómo va?

Antes de lo planeado, acá estoy ya mandando algunas novedades desde el camino.

Llegué hoy a Andalgalá, en Catamarca, donde después de unos inconvenientes técnicos logré conectarme a la red (un cable pelado, bah!).

Pero mejor arranquemos desde el principio...

El domingo 23 llegué a Tucumán después de una amansadora de 25 hs en el bondi. De terror! Se hizo larguísimo el asunto...No se puede creer el volumen de bártulos que llevaba la gente! Una locura.

Después de una inquietante espera pude recuperar la bici del depósito de la empresa de micros, que previsoramente me había autoenviado hace una semana. Je!

Bajo la mirada de un cana armado hasta el caracú (curioso nomás el tipo), armé la máquina y me dispuse a arrancar. Me corrió un sudor frío por la espalda cuando me saqué la foto de partida..con el cana, que cargó el rifle antes de la misma. Que chistoso!

A las 16,30 empecé a rodar. Agarré por la autopista derechito hasta Monteros, a unos 50 km de Tucumán. Por suerte estaba nubladex, así que el calor no era de lo peor.

Preguntando en una estación de servicio me mandaron a un camping cercano, Los Torrejones, que resultó de lo más acogedor. Al ratito nomás estaba saltando a la pileta...qué lujo! Terminé jugando a la pelota en el agua con los hijos del dueño, de 8 años, mientras una parejita de adolescentes se daba duro en el otro borde...

El 24 salí a eso de las 8 y ya de movida me crucé con un piquete...dos...tres! Por suerte se limitaban a mirarme con cara de bicho raro y me dejaban pasar. Al final tenía la ruta libre para mi solito y la gran cantidad de gente que se movilizaba en dos ruedas como yo.

Pase por Concepción, y terminé caminando por la peatonal atestada de gente y comercios que con sus marquesinas daban un verdadero ejemplo de lo que es la polución visual...

Hasta ahí el camino venía facilongo, con una suave pendiente en bajada. De ahí en más la cosa cambiaría.

Tome el rumbo para Alpachiri, mis últimos 20 km de asfalto. Lentamente la cosa empezó a subir, mientras encaraba para los nevados del Aconquija, imponentes al fondo.

En el pueblito aproveché para comer algo mientras el sol ya empezaba a picar lindo. 20 km más, esta vez de ripio, me fueron internando en una vegetación cada vez más abundante. Mucho verde, mucha humedad. De 540 msnm pasé a 1150 en el destino final! No fue fácil ya que el calor pesaba bastante, pero por suerte al acercarme a los cerros las nubes que estaban atascadas en la cima me protegieron bastante.

A eso de las 15 llegué al Camping Samay Cochuna, a 4 km de la Cuesta del Clavillo que me esperaba para navidad...

El lugar, un sueño! Un camping que más que eso era un hermoso bosque con alguna que otra mesita por ahi. Y todo para mí! Verde rabioso a más no poder y el río ahí nomás...tanto que al toque ya estaba pegándome un baño. Es más, el agua estaba tan linda que ameritó un pseudo-jacuzzi entre las rocas y la correntada. De diez!

Después de una siesta oportuna por la caída de algunas gotas, me aboqué a preparar el banquete navideño: unos fideos con salsa instantánea...agh! Después hice un simulacro de fuego con la leña húmeda y festejé abriendo el regalito que me habían dado para el viaje...que empache de almendras con chocolate!!! Berp!

Mientras estaba en eso fui a la carpa a buscar algo, y un movimiento a mi izquierda me hizo garcar hasta las patas. Ruidito de bolsas...algo se había metido en la carpa!!! Alumbré con la linterna y se oyó un solo grito...porque los sapos no pueden hacerlo! No se cual de los dos se pegó el mayor julepe, pero el bastardo me meó media carpa mientras trataba de cazarlo. Por cierto, que repugnante al tacto el la piel del sapo...más cuando es muy grande y te mira feo...Al final lo agarré y se ganó de una un viaje de un boleo hacia el bosque insondable.

Ah, Feliz Navidad!

El 25 amaneció despejado. A las 8 arranqué para encarar la cuesta del Clavillo. 8 km de trepada por la ladera de un cerro abundante en vegetación. Hasta los 1850 msnm. Me llevó poco más de dos horas contando las paradas a sacar fotos. La vista del nevado del Aconquija se vio opacada por las nubes, que empezaron a copar el ambiente. Tanto que terminé rodando en medio de una de ellas!

A las 11,30 llegué a La Banderita, final de la cuesta, donde una numerosa familia que pasaba paró y me convidó pan dulce. Las vistas desde ahí eran soberbias..si no fuera por las putas nubes!

Ahicito nomás crucé el límite y entré a Catamarca. Un poco más de subida y a disfrutar de la bajada del otro lado. A mis espaldas, los verdes valles tucumanos. Hacia adelante, la más seca zona que me llevaba a Las Estancias, un chorrerío de pueblitos más adelante.

La bajada duró unos 10 km, entre zig zags al principio y después a la vera del Río Grande. Bah, gigantesco por su cauce rocoso, pero de agua poco y nada. Me impresionaron los cruces que tenía el camino por donde en algún momento pasaría el agua llevándose todo...menos mal que no fue hoy!

Terminé en el pueblito de Aconquija, donde gracias a mi gestión con la policía (el sellito sirve de excusa para muchas cosas...), conseguí permiso para quedarme en el complejo municipal. Así que ligué una pieza con dos trichetas (se llama así cuando son tres camas?) en la que rápidamente me desparramé como la mugre a mi entero gusto. Mates, siesta mientras caía un tormenta de mucho ruido y poca agua y después una cena como corresponde en el bolichón del pueblo. De lujo!

Hoy a las 7,30 ya estaba al pie del cañón, listo para salir. Cielo totalmente despejado y el sol apareciendo por el cerro. La imagen de los nevados del Aconquija me cautivó. Impresionante!

Por la altura del lugar (1600 msnm) estaba fresquito y agradable. Comencé a rodar dejando atrás estos pueblitos en busca de la Cuesta de Chilca. Me habían anticipado que yo la iba a hacer de bajada, así que no me preocupaba el asunto.

El paisaje estaba poblado de cultivos bajo regadío, con una sensación de aridez mucho mayor que del otro lado del Clavillo. De tanto en tanto unas florcitas rojas le daban un toque de color al predominante verde seco.

Después de 26 km llegué al punto cúlmine, a 1920 msnm y ahí empezó la bajada. Serpenteando entre los morros, ante mis ojos se desplegó un paisaje apocalípticamente hermoso. Al fondo, muuuuuy abajo se veía el campo de Belén (una llanura cuadrangular de 100 km de lado) y calculo que por ahí andaría Andalgalá. En el medio, un interminable zigzagueo del camino, que de tantas vueltas me hacía hormiguear el estómago.

A cada curva el paisaje cambiaba. Cada parte con su propia belleza. El salar de Pipanaco al fondo, la inmensidad de la planicie al frente...increíble.

A medida que bajaba la temperatura aumentaba más y más. Algunas curvas simplemente eran terroríficas ya que sin defensa alguna, el menor desliz me mandaría al reverendísimo carajo!. Unas cornisas de aquellas! A pesar de bajar en un camino relativamente bueno, los frenos iban a full. No era cuestión de seguir de largo, no?

Ese tipo de bajadas con estos paisajes justifican cualquier esfuerzo por llegar hasta ahí. Im-pre-sio-nan-te! Hasta tuve el lujo de ver un par de cóndores volando a mi altura!

Después de interminables vueltas y contravueltas y 14 km llegué al final. Con una yapa de 6 km más de pendiente a favor. Tardé como una hora en bajar de tanto parar a mirar con la boca abierta el paisaje.

Después vino el pay back: 8 km en un camino arenoso y realmente tórrido y seco hasta alcanzar el asfalto antes de Andalgalá. Qué manera de chivar! La térmica saltó a 36 C como si nada!

Por fin llegué a Andalgalá y luego de dar unas vueltas conseguí un camping por mango y medio con pileta y todo. Chiche! El calor, realmente sofocante. Ahora comprendo por qué en la calle no estaba ni el loro!!!

Ante la expectativa de 85 km de ripio y con la cuesta de Belén en el medio, mañana planifiqué de arrancar antes de las 6 (si me levanto!), con tal de zafar al máximo de este tirano febo. Plis, mándenme una nubes!!!!!

Bueno gente, si realmente me quiero levantar a las 4, más vale que morfe algo y me mande al sobre...

Les mando un cálido abrazo y besos ardientes...

Ta´ Chilecito (o tal vez antes?)

Jamerboi

De los pagos del Charly - Chilecito (30/12/2001)

Hola todos/as!! Cómo va?

Se va el último mensaje de este 2001. Increíble que ya se acabe un año que siempre sonó a futurista, no?...y todo sigue igual que siempre!!

En fin, hoy al mediodía llegué a Chilecito con un día de anticipación según lo planeado, gracias a un pequeño cambio de planes y un asfalto inesperado...pero vamos a donde nos quedamos la última vez.

27 de Diciembre. Andalgalá. Hoy comienza una rutina que la verdad todavía me asombro de estar llevándola a cabo: a las 4 de la mañana me levanto para desayunar tranqui y levantar campamento, para salir entre las 5 y media y seis con la bici. Apenas comienza a clarear hay que salir ya que el sol del mediodía es literalmente un asesino de ciclistas...y cualquier cosa que ande por ahí!

Noche estrellada a full...con 20 C!! Loco...A las 5,45 arranco. Ya hay movimiento en el pueblo. Los primeros 14 km son asfaltados y con una suave pendiente a favor, así que es un verdadero placer rodar mientras se ve la claridad avanzando sobre los cerros.

Después arranca el ripio. Un camino bastante llano pero plagado de serruchos. Es un laaaarga coctelera que me sacude mientras avanzo en una interminable recta hasta toparme con las sierras al fondo.

El sol dibuja formas muy curiosas sobre los arrugados pliegues de las rocas. A pesar de lo desértico y árido, hay una vegetación bastante más alta que la que vi en la patagonia o la puna. A mi izquierda, el extensísimo campo de Belén, inmensa planicie cuadrangular de 100 km de lado.

Se ven algunas vacas y caballos perdidos por las soledades y bastantes zorritos. Es impresionante la cantidad de chicharras que hay! Un sonido continuo!

A las 7,30 ya hacen 27 C!!

Lo bueno de estos caminos poco transitados es que son como un baño en continuo. Se puede parar donde sea y sin necesidad de refugio alguno satisfacer las necesidades del organismo. Un pocito con el talón y listo! Ya tenemos un toilet de primera!

El camino continua entre leves pendientes hasta que en el km 52 encara la cuesta de Belén. Por suerte es sólo un pequeño faldeo de unos 3 km que sube hasta los 1100 msnm. Igual a las 10,30 el sol ya me pega mal y el reloj marca 41 C!!! Aghhhhh!!!!

La bajada es breve y los serruchos se ponen muy bravos. El camino empieza con subidas y bajadas que al calor del sol se hacen terribles.

A los 78 km algo que parece un espejismo se vuelve una feliz realidad: asfalto! El traqueteo ya me había descompuesto de tanto salto!

Después de 12 km más llegué a Belén, un pueblito muy pintoresco y similar a Andalgalá. Al toque me atoré con una coca helada y media sandía. Será igual que con el vino? Porque quedé out!!

De pasada por la policía me recomendaron seguir hasta Londres, un poblado a 15 km camino abajo según me aseguraron, donde me podría quedar a dormir en la comisaría. No lo dude y después de una pausita, bajo el incandescente sol me largué pa’ London...

Pueblito muy chico y humilde. Fui la distracción para unos canas muy aburridos que mataban las hora jugando al rummy o haciendo puerta. Charlar con esta gente es muy interesante. En todos lados me preguntaban que tal había sido el tema del estallido social en Mardel, cómo estaba la cosa. Y así uno conoce las realidades de esta gente y se da cuenta de lo afortunado que somos por las vidas que tenemos en ciertos aspectos. Eso sí, tranquilidad por acá nunca falta!

El pago en estos pueblos es todo un caso. Los pesos no existen! Sólo bonos provinciales y Lecop. Para colmo, los de Catamarca y Tucumán están hechos bolsa! Uno se siente estafado cuando le dan esos papeluchos de vuelto...y también cuando pago con ellos me siento estafador!

En Belén me confirmaron que el camino que pensaba hacer por la Cuesta de Zapata era intransitable. Hace años que está abandonado y a pesar de ser factible en bici, la idea de quedar varado trepando una cuesta grossa como me dijeron que era esta al sol del mediodía no me entusiasmó demasiado.

Así que el viernes 28 salí de Londres rumbo a San Blas de los Sauces, en la Rioja. Todo asfalto!

Los primeros 70 km un ensueño, con un ondulado camino bordeando por otro lateral el campo de Belén con bastante bajada. A mis espaldas iba quedando un panorama espectacular de las sierras y sus arrugados rostros.

En eso, mientras rodaba, casi piso algo extraño. Al mirar bien vi que era una tarántula de un tamaño descomunal que estaba cruzando el camino a lo más chota! Qué impresionante! Me hizo dudar de mis paradas a descansar en donde me sentaba tranquilamente a la vera del camino. Puaj!

Antes de llegar al empalme de caminos tuve el regalo de una espectacular bajada que me brindó una panorámica fabulosa de los valles y cerros que me esperaban. Y que aridez!!

La calor ya pegaba lindo, y los próximos 30 km fueron una suave y agotadora subida hasta el destino final...

Entré a La Rioja sin enterarme ante la ausencia de carteles...pero una seguidilla de carteles con la jeta de Menem proclamando que ahora si volvía la esperanza me hizo saber por dónde estaba...brrrrr, sudor frío por la espalda!

Se nota que el quía metió plata en esta provincia. Tendrían que ver como hay asfalto por todos lados, y de qué calidad!

Terminé en Andolucas, un pueblito famoso en la zona por ser un pequeño oasis con un balneario muy verde y con un río para bañarse. Una combinación escasa en esta árida zona.

Ah, cara esta provincia! Los precios son bastante más altos que en Catamarca...

Luego de un día de huevo y descanso aprovechando las aguas del río y la sombra de los árboles, ayer emprendí el camino hacia Angulos.

Un hippie con el que hablé en Andolucas me comentó que el camino entre Capanas y Tinogasta estaba asfaltado, así que decidí encarar por ahí a pesar de la mayor dificultad para ver de cerca el nevado de Famatina.

Al salir el camino me recibió con una hermosa y suave subida de 10 km...ufff! Pero al llegar arriba y con las primeras luces, un espectacular marco se desplegó ante mi: el valle por delante y de fondo el imponente nevado de Famatina. Impactante!

Seguí bajando y subiendo hasta pasar por Pituil, un oasis muy bonito donde me detuve a comer algo. Las casas eran de principios del siglo xx y la atmósfera dentro de ellas con techos altos y de caña y adobe muy especial...contrastando con las n antenas parabólicas que no faltan por ningún lado!

A las 9,30 ya se sentía el calorcito. La pareja del boliche era muy simpática y me contaron de sus anécdotas andando en citroen por la cuesta de Miranda y de su devoción por la difunta Correa (que dicho sea de paso, tiene santuarios a patadas!!).

De Pituil continué para Chañarmuyo, todo en subida y en un paisaje cada vez más árido. De pasada me pegué una escapada a ver el dique que hay allí. Qué loco ver tanta agua junta en medio de tanta sequedad! Tan seco es que ni se moja la ropa. La transpiración se evapora instantáneamente!!

Luego subiendo hasta Campanas, donde en su verde plaza me pegué una siestecita para continuar por fin hasta Angulos. Ya el mediodía me había alcanzado y estaba muy caluroso.

Por suerte las nubes venían avanzando y parecía que habría agua en breve...

12 km más y trepando hasta 1770 msnm...700 m de desnivel en un día pesadito...

En Angulos encontré un pequeño camping que pensé abandonado, con unos árboles espectaculares para acampar. Lástima la falta de agua! Después cayó el dueño y me dejaron quedar igual. Sí, agua al pueblo nomás...

La luna llena coronó una noche divinamente fresca, que luego se volvió muy ventosa y con lluvia.

Hoy madrugué en medio de una noche muy fresca (12 C!), ventosa y nublada.

El viento que ayer me dio unas cuantas molestias para avanzar, hoy estuvo cruel. En contra y a full todo el tiempo!

De Angulos encaré la cuesta de la Aguadita, y después de 12 km trepando lentamente llegué al punto más alto a 2045 msnm. El paisaje imponente, lástima que las nubes me tapaban al Famatina...

De ahí en más, 20 km bajando desenfrenadamente hasta el pueblo de Famatina. Al llegar con los primeros rayos de sol colándose entre las nubes y elevando la temperatura, coincidí con una procesión religiosa. Se trataba del niñito de Gualco, una estatuilla de sólo 4 cm venerada en la zona y cuyo hogar principal es Angulos. La gente entonaba cánticos al son de bombos, guitarras y cajas, mientras algunos vestían ropas ceremoniales tradicionales muy humildes. Me uní al grupo para vichar un poco y terminé en la capillita haciendo los honores como los demás. Imagínense que si además de parecer un bicho raro como voy vestido y ser extraño al común de la gente, si al menos no lo besaba me sacaban a patadas por sacrílego! Qué increíble la devoción de esta gente!!

Me contaron que la lluvia que tuve yo fueron piedras en Famatina, y la plaza del pueblo lo atestiguaba. Qué cantidad de hojas desparramadas!!!

Continué el camino hacia Chilecito, con más bajada. Crucé de nuevo las sierras del Cintillo de la Reina de los Incas, que separa con el valle por donde va la otra traza, hasta encontrarme con ella. Una aridez espeluznante se abrió ante mis ojos, contrastante con el verdor de los oasis dejados atrás.

Un poco más de bajada y los últimos 8 km subiendo para llegar al pueblo. Y qué pesados resultaron! El calor trepó exponencialmente y la garganta se secaba instantáneamente al respirar.

Me instalé en un hospedaje sencillito pero bonito, el Don Isidro. Hoy me toca un poco de descanso!!

Aproveché la tórrida tarde para echarme una siesta. Realmente una necesidad con estos madrugones!

La ciudad-pueblo no es demasiado pintoresca pero es lo más grande que veré hasta San Luis. Al menos en Turismo me atendieron muy bien.

Lo choto es que los cajeros están fuera de servicio, así que me parece que voy a tener que llevar una austeridad galopante hasta encontrar otro en el camino...ouch!

Mañana salgo para Sañogasta, donde pasaré año nuevo...apoliyando. Porque el 1ro bien temprano quiero encarar la fabulosa cuesta de Miranda. Digamos que es como la Chilca, pero esta vez la tengo que subir! Me esperan 10 km de subida hasta los 2020 msnm por más de 800 curvas!! Y vi unas fotos de los paisajes que me esperan...soberbio!

Así que esta vez celebraré a eso del mediodía, cuando en la cumbre de la cuesta levante mi caramañola y brinde por todos uds...con agua caliente! Desde mis sueños les deseo Feliz Año nuevo para el 31 a la noche, y recuerden cuando se vaya a dormir después de la joda que por ahí andaré rodando por estos paisajes y celebrando junto a uds...Felicidades!!

Bueno, desconozco dónde podré volver al mail nuevamente. Por ahí en San Agustín del Valle Fértil. Y sino será hasta dentro de un par de semanas...

Gracias por la caterva de mensajes y les mando a todos un abrazo muy fuerte y muchos besos.

Salud!!

Jamerboi

Maravillas Argentinas - San Agustín del Valle Fértil (4/01/02)

Hola Todos/as

Incertidumbre, indignación, impotencia.

Lunes 31 a las 7,30 de la mañana. Así me sentí junto a un grupo de Jubilados mientras esperábamos para ver si podíamos sacar unos pesos del banco. En eso cae alguien diciendo que hoy los bancos no abren y que había renunciado Saa!! Cómo? Y quién nos gobierna???

Aires de desanimo por todos lados. Así se vivía por esos momentos mientras trataba de averiguar algo de lo que estaba sucediendo. Policías por todos lados. Jubilados amontonándose esperando a ver si se solucionaba algo.

Por suerte uno de los cajeros fue habilitado y pude sacar unos mangos para seguir. Mientras esperaba, charlando con un tipo me contó que hoy era el encuentro de santos en Mallingasta, llamado el Tincunaco. Como sólo pensaba ir hasta Sañogasta, a 30 km, para estar más cerca de la cuesta de Miranda, agarré y me mandé a ver el evento religioso.

Mallingasta es uno de los pueblitos que hay en los alrededores de Chilecito. La plaza es muy linda, con mucho verde. Y bien que lo vale cuando el sol pega duro como hoy! La cosa consiste en que salen de la iglesia el santo del pueblo, San Nicolás, y en niño dios vestido de alcalde y se encuentran del otro lado de la plaza. En el camino se suceden los cantos y rezos y la gente lleva vestimentas especiales para la ocasión. También hay banderilleros que escoltan al santo portando sus banderas hechas de los mas diversos géneros. Se respira un aire de devoción muy fuerte.

Cuando se juntan, el intendente le entrega las llaves de la ciudad al niño alcalde en señal de sumisión a su poder regidor...Después siguen juntos de nuevo a la iglesia donde sigue con la misa...y ahí me raje!

Las festividades continúan por dos días con cantos quichuas y celebraciones en las que se congregan hasta 10 mil personas!!

De camino de vuelta trate de visitar los museos de Nocenta Pissetta, que tiene un pesebre en arcilla de tamaño natural, y el del cablecarril La Mexicana, que llegaba a la mina del mismo nombre en el cerro Famatina allá por los años 20, siendo la obra de cablecarril de ese tipo más grande del mundo. Pero por supuesto, estaba todo cerrado...

Después de una siestita salí para Sañogasta, como para evitar el calor del mediodía. Lo que no sabía era que el calor es mucho más intenso a eso de las 17, exactamente mientras yo pedaleaba! Casi 40 C!!!! Una fritanga total!!

En Sañogasta me quedé en el balneario municipal, un lugar que si no estuviera tan dejado estaría de maravillas! Muchos árboles y un dique natural con aguas de vertiente...una pileta de aquellas!!

Mientras comía apareció de la nada un vago a bañarse, que en la penumbra hubiera parecido más que venía a chorearme todo más que a charlar un rato...y no se iba más!! Lo peor es que hablaba muy cerrado y no entendía ni la mitad de lo que me decía...

A eso de las diez me acosté y como no podía fallar, cayó un auto con música a full para amenizar mis sueños...y después los fuegos artificiales...bueh, Felíz Año!

El primero madrugué a las 4 para encarar bien tempranito la cuesta de Miranda. Mientras preparaba la Maira vi unas luces que eran un tanto intensas para ser luciérnagas...eran unos rayos de la hostia que caían ahicito nomás en medio de un panorama bastante negro. Se venía una mufa infernal! La cabeza a mil. Me agarrara subiendo? Se cortará el camino? Eh? Eeeehhhh????

Salí nomás y mientras atravesaba el camino me fui cruzando con los vestigios de gente que volvían del festejo de fin de año preguntándose si eso que veían en bici sería parte de su delirium tremens o algo real...

Por suerte el lado de la cuesta estaba claro y la podrida estaba detrás mío. Empecé a subir despacito internándome en el valle del río Miranda. Los cerros tomaron una coloración roja intensa. A medida que subía se ponía más y más interesante la vista tanto hacia el frente como para atrás.

Al pasar por vialidad comenzó el ripio, mucho mejor de lo que yo esperaba. La subida resultó ser un faldeo por el cerro, con muchas curvas, pero sin ser un caracol cerrado como la cuesta de la Chilca. De a ratos salpicado por el sol, las vistas se hacían aún más intensas y preciosas. Hasta la luna cayendo detrás de un cerro coronaba el paisaje.

A mitad de camino, un viento medio extraño empezó a remontar las nubes por el valle como si fuera en cámara rápida. Espectacular! De pronto me vi envuelto en nubes y más tarde el paisaje había cambiado drásticamente. Una belleza!

Cuando estaba a un par de km del punto más alto, vi que yo no era el único lunático que andaba pedaleando por esos pagos a esa hora el primer día del año! Vamos todavía que no estoy tan mal! Resultó ser Cristian, un vago de Sañogasta que hace la cuesta habitualmente como entrenamiento y le gusta la tranquilidad como el que escribe.

Seguimos juntos hasta la cima, a los 24 km, donde a eso de las 10 hicimos el consabido brindis celebrando el 2002...por suerte con agua fresca!!! La calor no se hacía sentir por el momento. De fondo, las formaciones del parque Talampaya. Pensé que la cosa iba a ser mucho más dura, pero la verdad que se dejó trepar relativamente fácil...

Continué mi vía solari hacia abajo. De este lado el sol mandaba y por lo tanto los aires empezaron a ser más y más calientes. Una bajada tranquila, por un camino mucho más serruchado y arenoso que la otra parte. Descendiendo por unos áridos cañones de color rojizo...

Después de 25 km más paré a tomar algo fresco en lo que en el mapa era el pueblo de Puerto Alegre...que resultó ser un caserío disperso de casas de adobe y material muy humildes. Pregunté por una despensa y llegué a la casa de Juan Ormeño, donde la cosa consistía en una heladera con bebidas para vender...

Me invitaron a pasar ya que el sol del mediodía estaba muy fuerte. Mientras tomaba una pseudogaseosa me convidaron con un poco de chivito de la noche anterior mientras charlábamos un poco. En eso cayó un colega de Juan, un tanto afectado por los festejos...se armó la conversación-debate cuando surgió el tema de Saa. Qué sacado estaba el tipo! Indignado con los porteños que nada les venía bien! Que no dejaban tiempo para nada!, y así...mientras se despachaba escupía en todas direcciones, supongo que del entusiasmo. La cosa pasó a plano local y me enteré de los mil y un casos de corruptela que hay en la zona y en Villa Unión, siendo un perfecto modelo a pequeña escala de lo que es el país. Va cerrando la idea, no?

Imagínense un laburante que gana 300 pesos por mes, al que le quieren rapiñar 100 para cosas partidiarias y que encima le conté como siete críos! Al principio pensé que eran dos, pero fueron apareciendo como hongos por todos lados!! Acá no se vive, se sobrevive...

En medio de un calor infernal seguí viaje para Pagancillo. 21 km por una recta interminable de pura arena. Tórrido, seco, áspero! Por suerte hay una pequeña pendiente en bajada y llegó antes de convertirme en pasa de uva! El agua que tengo estaba más para mate que para tomarse...

Por fin llego a Pagancillo. Un pueblito chiquito, desperdigado a lo largo del camino. En la policía me reciben de diez. El Luis Ruarte es muy simpático y ante la incertidumbre de dónde acampar me manda a la finca del hermano, donde al menos voy a tener la sombra de unas higueras...hecho!

En la plaza conozco a César, uno de los que hacía vistas al Parque Talampaya hace un tiempo y me pinta un panorama bastante gris: que no se puede acampar, que hay que esperar a que se junte gente si no quiero pagar un montón por las excursiones y ahora no va nadie, que no me van a dejar meterme con la bici..y así. Lechuzón el quía.

A la noche se viene encima la tormenta que me venía persiguiendo, armando un show de rayos y truenos espectacular!...y sin una sola gota de agua.

Día 2 de enero. De vuelta madrugando a las 4. El cielo está cubierto pero no hay señales de lluvia. Hasta está fresquito! Mientras desarmo la carpa me encuentro con un escorpión o alacrán de tamaño medio, susto grande! Qué cagazo! Lo siento por él pero el pánico hizo que mi pie fuera más rápido que la alimaña...

Los 45 km se dejaron llevar tranqui. El cielo nublado me presagiaba que no iba a poder apreciar bien el panorama. Que garrón! Los 14 km finales de entrada en subida me dejaron listo...para una siesta!

Al llegar no había un alma. El sistema de visitas guiadas es en camionetas que llevan hasta 8 personas y salen 40, 90 y 130 mangos según el recorrido. Obviamente, el más frecuente es el primero. Pero si no venía nadie, se me iba un poquito del presupuesto...

En eso vi que había un cartel que decía: recorra Talampaya en bicicleta. Siiiiiii!!!!!! Me fui al tiro encima del guía que hacía la excursión y empecé a romperle para ir más lejos, ver más cosas y así...

Armé campamento en el desierto arenoso al lado de la confitería y en eso cayeron Juan y Andrea, una parejita de porteños que había visto por Chilecito. Ya habían venido el 31 y como no había venido nadie se quedaron con las ganas. Igual éramos pocos como para encarar el recorrido 2.

Con ellos me enteré de que Duhalde era el nuevo presidente (!!!!!!????), Ruckauf canciller (!!!!?????), de los bardos que habían ocurrido en estos días, que no iban a hacer elecciones, que por ahí devaluaban...mi boca estaba abierta a más no poder del asombro.

Finalmente los convencí, y junto con los sobrinos del concesionario de la confitería, nos mandamos con Huguito a hacer la recorrida en bici.

No les puedo explicar lo que se siente internarse en tremenda inmensidad como es el cauce del río Talampaya flanqueado por terribles paredes de color rojo que te dejan con tortícolis al mirar para arriba. Es espectacular!

Al poco andar paramos y nos internamos por las arenas caminando entre formaciones alucinantes. Las nubes que lo cubrían todo van dejando claros que al ser penetrados por el sol le dan un tinte de color diferente a las rocas...y una calor infernal!! Nos internamos en un valle, siguiendo las tortuosidades de los cañadones. Nos cansamos de decir "que bueno", "espectacular", "alucinante" y así....un diccionario de sinónimos por acá!!!!

Volvemos con las bicis y descubro la primera pinchadura en la vida de Maira (sin dobles intenciones, eh?). Ahí también descubro que la llanta no viene preparada para cámaras con pico de auto, así que a darle a los parches nomás. Los demás agradecidos por el descanso..

Vemos unos cuantos guanacos. Los chicos copados mirando los animalitos que trepan una duna...y empiezan a darse sin asco! Telo Talampaya a full! Pintoresco...

De ahí vamos a ver los petroglifos, improntas en las rocas de culturas que alguna vez habitaron el valle. Luego, el jardín botánico, un muestreo condensado de la flora de la zona, mucho más variada de lo que uno se imaginaría. La más impresionante es la brea, una planta que tiene el tallo verde para hacer la fotosíntesis y que en lugar de hojas tiene espinas para una mejor preservación del agua.

Terminamos contra el farallón, en un lugar llamado la chimenea. Es como un semitubo en la roca que se extiende por encima de nosostros unos 200 metros. Ahí el eco es el gran atractivo. Al grito de "Agua!" se oye: agua...agua...agua...agua...no hay! Bueno, eso último es lo que pareciera contestarnos el cañón...

Ahora el sol ya pulverizó las nubes y nos parte al medio. Son más de las tres de la tarde y cada rinconcito de sombra es un paraíso. Seguimos con las bicis y nos dirigimos hacia uno de los atractivos del parque que es la pared llamada la catedral.

Hugo nos lleva de caminata nuevamente y trepamos por la roca hasta un mirador de donde se tiene la impactante vista de la catedral y al fondo las formaciones rocosas de el monje y la torre de ajedrez. Sin palabras que describan semejante paisaje...

Emperrado y tozudo, lo vuelvo loco a Hugo para ir con las bicis hasta el pie de la catedral para unas fotos. Al final lo convenzo y mientras los demás agonizan en la sombra, vamos nosotros. Alucinante!

De vuelta descubro que una bruta espina me atravesó la cubierta de lado a lado como churrasco de croto. Otra vez a los parches....que paciencia! El viento sopla con violencia. No se puede creer! Arranca a eso del mediodía del sur y va incrementando su fuerza hasta que para a eso de las 11 de la noche. Casi me vuela la carpa!

Con una cara de felíz cumpleaños que no les puedo explicar volvemos a la confitería...después de andar yirando 6 horas!!!! Un lujo y sólo por 10 mangos. Con los chicos de baires nos cagamos de risa todo el tiempo. Unos sacados tirando fotos a cada rato!

El parque tiene la particularidad de que los guardaparques viven en Villa Unión, a 70 km, y no hay permanencia en el lugar. Y eso que es Nacional desde el 97! La gente me cuenta los entretelones y la verdad que es vergonzoso. Los tipos no tienen idea de como son las cosas ahí y ni se molestan en aprender de la experiencia de la gente que esta en el lugar desde hace tanto tiempo. En realidad el verdadero guardaparque y baqueano del lugar es don Adolfo Paez, el dueño de la confitería. Les recomiendo lo contacten por cualquier cosa al respecto de Talampaya. Es un tipo muy macanudo y la verdad que me atendió con una hospitalidad y cordialidad únicas. Tomen nota:

Adolfo Paez
Barrio San Isidro
(5369) Pagancillo
La Rioja
TE: 03825 470397

El 3 de nuevo arranqué a las 4 para partir tempranito con destino a Ischigualasto (Valle de la Luna), a casi 100 km de allí. No les puedo decir la hermosura de ese cielo puro en medio del desierto. Hasta con un par de estrellas fugaces de las buenas de yapa!

El camino transita por un vasto desierto de largas rectas. Los primeros 30 km después de salir del parque nacional son en suave subida pero las vistas de las formaciones que van quedando atrás son de postal. Después viene el premio de la bajada, circulando en paralelo al Valle de la Luna, del otro lado de los cerros a mi derecha.

El vientito ya empieza a soplar del sur.

Al mediodía paso por Los baldecitos, un caserío de ranchitos de adobe en donde paro a comer algo (un afano a mano armada) y me cruzo con Adriano, un mochilero que quiso llegar al Valle de la Luna, pero la escasa afluencia de gente lo dejó varado...qué garrón!

17 km más en subida en medio del sol asador y llego por fin a eso de las 14,20 al Parque Provincial Ischigualasto.

El método acá es diferente. El recorrido es de 45 km y se hace en el vehículo de uno acompañado por un guía. Por más que tiro la onda, no me dan bola para ir en bici y llevarlo en el caño...

Me recomiendan hacer la excursión ahora, ya que las nubes están presagiando tormenta y si llueve mucho el camino del parque se pone intransitable y se cierra. Así que al toque me preparé para salir.

Le pregunto a unos vagos de Buenos Aires, Francisco y Silvio, si puedo ir con ellos. Están re-volados! Me dicen que no hay drama...si no me molesta que se fumen un porrito. Todo bien! El Fran se parece a Wayne, el de la película Wayne´s world!

Le pregunto a un tipo que está en una camionetita minivan si puedo ir con ellos así los vagos no tienen que sacar las n cosas que llevan en el asiento de atrás. No, no...el guacho me hecha fly, pero mal! Un ortiva de cuarta.

Los pibes vienen con una dimensión temporal propia. Al final apilamos las cosas y me meto. Arrancamos y al toque empieza la fumanta...uhhhhh logo, el Valle de la Luna es un flash!! Bob Marley suena de fondo dando el toque de ambientación acorde...

Llegamos a la primera parada, el gusano, donde se ven restos de fósiles que denotan que hace unos millones de años ahí había vida a full. Se arman dos grupos: el amargo con su esposa hiper-preguntona más sus hijas y el abuelo que no deja de contar anécdotas interminables; y nosotros tres más una pareja que se suma a la movida, que se vinieron desde Carlos Paz, Córdoba, a pasar el día!! Como que quedamos bien diferenciados. Los dejamos irse y nosotros paramos en cualquier lado, llegamos tarde...un descontrol.

Pasamos por Valle Pintado, con los paisajes lunares que le dan el nombre al lugar, hacemos la caminata hasta cancha de bochas, un sitio donde se amontonan rocas redondas como si las hubieran acomodado a propósito.

El guía no sabe con qué grupo quedarse. Los otros le hinchan las pelotas con preguntas boludas, nosotros estamos de joda...cuando nos muestra un fósil de brrrabrrrasaurio nos matamos de risa! Nos está verseando! Encima nos quiere convencer de que ahí se puede entrever el cráneo del bicho...dónde???!!! Un chamullero!

Seguimos viaje y en eso se nos queda el auto totalmente recalentado. No problem. Como dice Bob, everything is gonna be a´right! Así que nos quedamos como media hora al fadi en el medio de la nada...Y que siga todo paz y amor!

Nos encontramos con los demás en el submarino, la formación que aparece en todos los posters típicos del parque. Después una pasada por el hongo y volvemos bordeando los cerros colorados, unas formaciones que cuando les pega el sol irradian unas coloraciones que combinadas con la erosión de su superficie brindan un espectáculo único! Suenan los Abuelos de la Nada...

Llegamos de vuelta casi a las 20. Nos pasamos como 5 horas ahí adentro. Un flash!! Cansados pero felices, la seguimos en la confitería tomando algo fresco hasta que Walter y Sonia pegan la vuelta para Córdoba.

Le pregunto a uno de los guías si no habrá problemas en que tire la bolsa de dormir en el centro de informes para pasar la noche así no tengo que armar la carpa por tan pocas horas. Afuera sopla un viento de la hostia! Me dice que seguramente no haya problemas. So,me preparo un arroz y comemos algo con los muchachos.

A eso de las 23 encaro para ir a dormir, y el jefe de los guías me corta el rostro. Como no le gusta la pinta de fumados de los chicos y como yo anduve con ellos, se me hace el áspero y me hecha al carajo. Me dice que puedo tirarame afuera si quiero. Lo miro con cara de me estás cargando? No viste el viento que hay? Un garca total. Cierran la puerta con llave, apagan las luces y se van al carajo. Muy hospitalarios...

En la confitería se hacen los desentendidos, así que agarro y me instalo en el baño. Por lo menos eso es público y no me pueden decir nada. Guachos! Con lo que cobran las cosas!! Si vienen acá traiganse todo si no quieren ser estafados...

Me despido de los chicos que siguen rumbo al sur y me tiro a dormir unas horas. Muy agradecido por su cordialidad! (es un comentario irónico, eh!).

A las 5 me levanté y me fui a la mierda. Pensaba quedarme un día descansando ahí para recuperarme, pero la verdad que no daba para más. Después de 12 días de pedaleo sin interrupción, definitivamente necesito un día de huevo total...

El cielo encapotado totalmente. Parece que se viene el agua. Por suerte hice la excursión ayer...

Encaré para San Agustín del Valle Fértil, a 77 km. Por suerte con una suave pendiente en bajada. Pero igual, con tanta palma acumulada la cosa se hace sentir. El paisaje cambia bruscamente. La humedad va aumentando así como la vegetación. Las nubes que tapan los cerros me regalan una llovizna refrescante.

A unos 10 km de Valle Fértil me cruzo con el museo de Piedras del Mundo. Juan y Andrea me lo recomendaron mucho, así que paro a visitarlo. Es una pequeña joya para los amantes de las rocas. Osvaldo, el creador junto con su hermano, me dan una explicación exhaustiva de la muestra. Es alucinante como químico ver de dónde salen en la naturaleza los distintos elementos y cómo se encuentran combinados. Unos cristales de novela. Realmente es algo que merece la pena verse. Y todo hecho a pulmón por esta gente. Para aquellos a los que les interese, acá van los datos:

Mueso Piedras del Mundo
Osvaldo Merenda
Ruta 510 s/n
(J5449XAO) Usno
San Juan
TE: 0264 155 040732 (de 13 a 21)

Al salir la lluvia me agarró de pleno dejándome hecho sopa. La temperatura cayó drásticamente a 14 C, así que la cosa pasó de fresca a fría!

En el pueblo de San Agustín me instalé en el camping municipal, muy bien equipado. Acá me enteré bien del tema de la devaluación y la viví en la frenética remarcación de precios cuando fui a comprar algo al súper (un 25 %). Una locura! Se va todo al carajo de nuevo??? Otra vez al 89??? Nooooooo....

Bueno, aprovechando el servicio comunitario de la biblioteca pude sentarme a escribirle estas líneas, ya que acá la conexión con internet sale la friolera de 32 mangos la hora!!!! Aghhhhh!!!

Mañana me voy a quedar descansando por acá para continuar camino hacia el parque Nacional Las Quijadas y terminar en San Luis, calculo que el viernes que viene. Quién será presidente para ese momento? Se pondrá peor la cosa?? Veremos...por lo pronto, a seguir adelante!

Les mando un abrazo muy grande a todos y besos para repartir...

Hasta la próxima,

Jamerboi (devaluado)

De la capital puntana - San Luis (13/01/02)

Hola todos/as!! Cómo va?

Finalmente llegué a San Luis enterito y en una pieza. En el camino me fui enterando de algunas de las cosas que andan pasando por el país...qué quilombo!!! Pero en fin, volvamos un poco a la pedósfera del viaje y retomemos donde habíamos quedado...

Estamos a 5 de Enero en San Agustín del Valle Fértil. Primer día del viaje sin pedaleo. O sea, a puro huevo nomás. A pesar de que mis queridos vecinos estuvieron rompiendo las bolas al ritmo bailantero hasta altas horas de la madrugada, por fin un día amanecí a las 10 de la mañana...

Además del museo de Piedras en la entrada al pueblo, hay otro de arte diaguita, un dique para pasear y unos pueblitos cercanos para conocer.

La visita al museo resultó interesante: lo regentea María Luisa, una descendiente directa de diaguitas, y viste como tal. Te cuenta de las tradiciones, mucho misticismo, duendes, energías...aunque el lugar está puesto a todo culo, con muy buen gusto y un bolichito de artesanías impresionante. Curro o tradición legítima??? La verdad que no sabría decirlo...

Mientras manducaba una pizza me hice amigo del Clan Rover del grupo scout de San Juan que estaba parando en el camping. Muy piolas los chicos. Hasta me hicieron un regalito para reyes!!

Esa noche también estuvo más que ruidosa. El boliche del pueblo a una cuadra, mis vecinitos del auto...una tortura! Se me hicieron las 12 de la noche y de sólo pensar que a las 4 me tenía que levantar me deba más sueño! Pero la dulce venganza vino en la madrugada, cuando los chicos del Clan volvieron de una ceremonia a las 5 y se pusieron a depertar al resto del campamento para ir al Valle de la Luna. No les puedo explicar el reverendo quilombo que armaron!!! Mientras desayunaba, yo disfrutaba de los quejidos de los que antes me habían mantenido despierto...

Antes de arrancar viaje, me di una escapada hasta Majadita, un caserío que esta a unos 7 km de San Agustín, con la particularidad de que para llegar hay que circular por una quebrada atravesando el cauce del río 8 veces! Y cada vez más difícil y con más agua el asunto. Yo me preguntaba, para qué catzo limpié la bici ayer si ahora la estoy llenando de barro?

A eso de las 9 comencé a rodar. Otro día de sol infernal. El destino había cambiado y en lugar del abandonado poblado de Marayes, iba para Chucuma, un pequeño pueblito a 70 km de San Agustín, último petit oasis para poder repostar antes de que el desierto lo dominara todo. Fueron unas lindas horas sudando al calor del terrible sol que se cernía sobre mi cabeza.

Al llegar encontré el sitio de camping agreste: un pequeño lugar con unos árboles, junto al piletón de obras sanitarias. Y ahí me encontré con una familia de la capital...que estaba pasando sus vacaciones ahí! Me hicieron un lugarcito y me instalé. A la tarde el lugar se llenó con la gente del pueblito que venían a remojarse una poca en la "pileta municipal".

El 7 fue un día que no voy a olvidar. Me levanté a las 3,30 al son de la bailanta (si, otra vez!) que sonaba de fondo en la casa del encargado de obras sanitarias, donde se había dado una noche de cartas y vino hasta justamente el momento en que yo me desperté. A las 5 en plena oscuridad y esquivando pozos comencé un descenso de lo más adrenalítico hacia los extensos llanos. La escasa luz de la luna me servía para demarcarme el camino. Venía a mil como un buen "king of the road" ya que el tráfico era nulo, hasta que me pegué un flor de cagazo cuando lo que se veía como una escasa penumbra tomó la forma de un caballo. Casi quedo estampado contra las crines del bicho! Lo peor es que estos animales se avivan de golpe de tu presencia y del susto pegan unos saltos que no sabés para dónde van a disparar...y a veces salen en dirección de colisión. Por suerte lo pude esquivar. En cambio, las vacas se te quedan mirando como nabas y no mueven. Tendrán sangre piquetera??

Salió el sol, el viento ya soplaba fuerte del norte y el termómetro empezó a escalar rápidamente. A los 55 km pasé por los restos de lo que alguna vez fue el pujante pueblo minero de Marayes y poco después empalmé la ruta que une San Juan con La Rioja. El aumento de tráfico fue inmediato y tuve que aguzar el ojo de nuevo con el espejito retrovisor para no terminar estampado en el radiador de un escania.

El camino se transformó en una llanura de horizontes infinitos, seca, árida, con rectas laaaaargas y agobiantes bajo el sol. El aire soplaba seco y caliente, resecando cualquier vestigio de humedad. El agua de las botellas, lista para el mate! Aghhhh...

Para redondear el panorama, a partir de los 95 km la cosa se puso pesadita con una suave pendiente en subida recuperando todo lo que había bajado anteriormente. No muy complicada en otras condiciones, pero con esta calor la cosa estaba áspera. Las paradas a descansar eran un tanto masoquista, ya que de la nada surgían hordas de mosquitos raquíticos a hacerse una panzada conmigo. Y el repelente era como chimichurri: me daban con más gusto!

Por fin a eso de las 13 llegué a la sede central del santuario de la Difunta Correa. Durante el camino me había cansado de ver pequeñas muestras de adoratorios de la susodicha, patrona de los caminos por voto popular. Me dijeron que podía acampar donde quisiera...lástima que la sombra se cotizaba más que el dólar por estos días! Los arbolitos parecían transparentes así que terminé montando la carpa bajo uno de los tinglados de chapa que hay para que la gente haga sus asaditos. El calor estaba más que insoportable. Arriba de los 38 C en la carpa!!! Y el viento soplaba con una furia desmedida...pero era viento caliente. Según me dijeron era una pequeña muestra de lo que es el zonda. Irrespirable! Era como estar cocinando pizzas en el peor día de verano y abrir el horno...y que te soplen el calor desde adentro!!! Una locura!!! Igual teminé desmayado en la carpa pegándome una pegajosa y sudorosa siesta...

A eso de las 6 de la tarde fui a recorrer el lugar. Se sube al santuario por unas escalinatas que están rodeadas por infinitas patentes de autos, un montón de maquetas de casas y miles de plaquitas agradeciendo a la difunta por los favores otorgados. Arriba en un cuartito tapizado por fotos de lo más diversas está la estatua de la difunta correa tendida muerta con su hijito (a?) prendido de una teta. Dice la leyenda que la mina había partido con su bebé a través del desierto en busca de su marido y se murió de sed. Pero el crío subsistió amamantándose hasta que lo encontraron unos pastores de la zona. Tiempo después, un paisano que había extraviado su ganado se topó con su tumba y le pidió por encontrarlo, y al otro día lo hizo desde la ahora llamada cuesta de las Vacas en honor al hecho. Así surgió el primer fiel de la difunta, que luego se convirtió en la protectora de los caminos, y en cuyos improvisados santuarios la gente deja botellas con agua. A la iglesia mucho no le copaba la idea, pero finalmente ante el gran fervor despertado tuvo que ceder y hasta se generó el poblado de Vallecito en el lugar para atender las necesidades de los peregrinantes.

No les puedo decir la cantidad de camiones y micros que entran constantemente en este lugar. Hay proveedurías y negocios que venden las mas variadas chucherías para ofrendar o llevarse de recuerdo. En la parte baja hay una serie de capilllas y santuarios temáticos, todos con sus paredes tapizadas de plaquitas de agradecimeiento. Está el salón de los vestidos de novia , de los juguetes, de los trofeos, de los camionero...y así. Abundan las imágenes pintadas de la difunta con su hijo, en las más variadas versiones. En algunas hasta parece que el crío más que un bebe es un enano sátiro prendido de la pobre mina...

Ahora yo me pregunto: qué fue del pibe rescatado por los pastores? Tuvo descendencia? Esto no estará regenteado por el Correíta para hacer un buen negocio del asunto?? Nadie me supo responder al respecto...

La caliente noche fue nuevamente muy ruidosa. Del otro lado del quincho cayó una familia a comerse un asadito, y tenían unas divinas criaturitas que sólo se dedicaban a gritar y golpear las chapas todo el tiempo. Y del otro lado, a un grupo de molestos se les había ocurrido venirse hasta acá a festejar un cumpleaños, con la consabida bailanta a los tacos, por supuesto hasta que yo me levanté a las 4...Murphy otra vez metiendo la cola??
A las 4 arriba con unos hermosos 26 C. El viento calmó un poco, pero no da visos de amainar del todo. Al comenzar nomás y después de una breve subidita me aguarda la mencionada cuesta de las vacas, que disfruto a pleno con las luces de Caucete y San Juan al fondo, con las sombras de la precordillera enmarcando el panorama.

Una vez en el llano nuevamente un monótono camino de rectas interminables por zonas áridas y desérticas, salpicadas con algún que otro árbol espinoso a la vera del camino. Por supuesto, despejado totalmente y con un sol calcinante después de las 10.

A los 102 km llegué al poblado de Encón. Lugar de control caminero de la policía, pero con un derruído ACA que en sus fondos me llama con unos buenos eucaliptus para acampar bajo su sombra. Otra vez sale una siesta a pura transpiración...

El 9 era por fin el día en que llegaría al Parque Nacional Las Quijadas, en San Luis. A la noche se había puesto tormentoso y los rayos caían a lo lejos, pero no se vieron muchas gotas que digamos. Al menos las nubes permanecieron un rato como para hacer que la salida del sol se retrasara un hora. Después se dispersaron y nuevamente sol estuvo al mando.

Nuevamente el mismo tipo de camino. A los 58 km llegué al limite con la provincia de San Luis. Enseguida noté la diferencia: empecé a subir! Despacito pero sin piedad, la ruta iba trepando y morfándome las gambas mientras el sol hacía lo suyo. Al costado del camino empecé a ver una sucesión de ovejas muertas en avanzado estado de descomposición, supongo que por alguna peste, ya que no se veían indicios de rapiña posterior. Un espectáculo lúgubre...

Al mediodía y después de casi 100 km llegué al caserío de Hualtarán, entrada el PN Las Quijadas. Parque atípico ya que no te cobran entrada y el guardaparques está asentado ahí, a 6 km del sitio de acampe. Después de cargar agua a más no poder, emprendí la última trepada. Mi idea era pasarla tranqui esa tarde y al otro día hacer la caminata por el potrero de la aguada. Pero no, ahí nomás se armó la excursión con el guía y en tiempo record tuve que montar campamento, comer algo y cambiarme para la travesía.

Así que a las 14 y bajo un calcinante sol nos internamos en las imponentes sierras de las Quijadas. Un paisaje dominado por los colores rojizos salpicados por el verde de las plantas de la zona. Un terreno arcilloso, fácilmente erosionado por las aguas y el viento, dejando a la vista unas formaciones fascinantes de colores y geometrías.

Carlos hizo una buena guiada tocando temas de geología y luego de paleontología, ya que fuimos a ver unas huellas petrificadas de dinosaurios. Interesante, aunque no eran huellas de godzilla!. De ahí seguimos con Jorge, un porteño en tren de turismo, y nos internamos en las inmensidades del potrero en dirección a los farallones donde surgen los cauces de los riachos, por el momento secos. Cuando el viento quedaba al reparo, realmente era sofocante andar dando vueltas por ahí. Pero las vistas justificaban cualquier esfuerzo adicional.

Por el camino fuimos viendo diversos ejemplares de chica, una planta protegida por el PN, que tiene la particularidad de tener unas raíces muy profundas y hojas verdes en forma de espinas huecas. Su madera es una de las más duras que se conocen, y gracias a su retorcido tronco no es explotable.

Finalmente llegamos a las imponentes paredes que se elevaban unos 250 m por encima nuestro mientras nos internábamos en un cañadón. Imponente. Y por fin vi una serpiente!! Pero era chiquita, una culebrita. Igual no la jodimos mucho por si las moscas...

La vuelta fue cansadora pero rápida, ya que Jorge no quería parar porque sino decía que no arrancaba más. Llegamos al camping después de 5 hs de caminata. Sumadas a las 5 1/2 hs que me pasé arriba de la bici, lo de hoy fue más que suficiente, no?

Mientras tomaba algo más fresco que la recalentada agua que habíamos llevado, veo que cae un tipo en bici, con la mochila de campamento atada atrás en el portaequipajes. Una cara de visible cansancio. Resultó ser Osvaldo "Petete" Pérez, un baqueano de Merlo, maestro de primaria, que hacía mucho quería conocer Quijadas. Así que empezó a probar la bici y se mandó...pero el delirante se hizo los 320 km en un día!!! No, si yo no soy el único que todavía anda suelto...Rompió la racha de no cruzarme con ningún viajero en bici en este viaje!

Se nos unió un tipo muy simpático, Marcus, que en pocos minutos nos acribilló a preguntas y se aprendió nuestras vidas. Resultó ser de origen suizo el loco, así que se copó con la Maira...

Nuevamente salió el plan B. Como ya había conocido las Quijadas y la sombra era más que escasa como para quedarme un día descansando ahí, haciendo uso del dato que me había pasado Carlos, encaré tempranito para San Gerónimo, un pueblito a 30 km de San Luis, con la particularidad de tener aguas termales...por dos mangos!!! Así que no lo dudé y me vino de diez como cierre de esta alocada maratón de bicicleta y caminata de los últimos días con tanto calor. Para mejor, el camping municipal estaba sin servicios, pero todo para mí solito, limpio y con unos buenos pinos bajo cuya abundante sombra me la pasé leyendo y torrando de lo lindo. Todo matizado con un buen baño en las bañaderas de aguas termales, que me vinieron más que bien después de 4 días sin poder darme una lavada como corresponde...

Finalmente el viernes 11 llegué a la ciudad de San Luis. Rumbeé para la plaza, donde me quedé un buen rato a la sombra charlando con un tipo que estaba sentado ahí mientras mirábamos pasar la gente. Es un lugar muy tranquilo. Más que una ciudad capital parece un pueblo grande.

De ahí encaré para lo de mis parientes, donde me recibieron como a un viejo amigo a pesar de no conocerme de antemano y me han tratado de diez. Recorridas por las bellezas de la zona como el Potrero de los Funes, Volcán, Trapiche y el espectacular dique de la Florida. Muy recomendable. Y por supuesto, una intensiva dieta de carnes que me ha dejado de cama: milanesas, asado, chivito....me salen proteínas por las orejas!!!

Bueno gente, después de un par de días de descanso en estos pagos con mi gente, mañana lunes pegaré la vuelta para mardel. Como el bondi entra por la 226 desde el oeste, me bajaré en las Sierras de los Padres para empalmar con Santa Clara por el atajo de Santa Paula y como es tradicional, llegaré pedaleando por la costa por el acceso norte calculo que a eso de las 13. Para aquellos geográficamente a mano, nos estamos viendo prontito y a los demás, seguimos en contacto por mail.

Muchas gracias por el apoyo y los mensajes recibidos durante el trayecto, y será hasta la próxima travesía!! Un abrazo y besos a repartir según prefieran,

Jamerboi

Unas estadísticas

Duración del viaje: 20 días
Jornadas de pedaleo: 19 días
Km recorridos: 1430 km (1185 asfalto, 245 ripio-tierra)
Promedio de km recorridos diariamente: 75,26 km
Distancia máxima recorrida en un día: 134,5 km (Chucuma - Santuario Difunta Correa)
Distancia mínima recorrida en un día: 29 km (San Gerónimo - San Luis)
Total de horas arriba del asiento: 87 hs
Promedio de velocidad general: 16,4 km/h
Máxima velocidad alcanzada: 58,7 km/h (bajando de Chucuma en plena madrugada,donde casi me la pongo contra un caballo)
Problemas técnicos: sólo un par de pinchazos gracias a las espinas de Talampaya...una fierita la Maira!
Alimañas avistadas: tres tarántulas, un alacrán, una culebrita...y un sapo bravo!
Litros de transpiración evaporados instantáneamente: ufffff!!!! una parva!







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